Pantalla en blanco, teclado desgastado y ganas de convertir letras en sentimientos; de esta forma arranca este regalo en el que estoy invirtiendo el bien más preciado del mundo, el tiempo. Un tiempo que, sin duda nos debemos, un tiempo que nos ha robado el trabajo, las obligaciones, las pasiones… pero que deberíamos buscar, rebuscar y encontrarlo para compartirlo juntos. Un café de desahogo, un partido de fútbol acompañado de críticas y alabanzas o una reunión en torno a una mesa en la que poder ponernos al día y recibir consejos de la vida.
Este sábado celebramos un nuevo cumpleaños, con el olor de la paella como en el ambiente, con los gritos de Charly monopolizando la conversación, con las canciones de Maruja o el sonido ambiente de tus nietas aprendiendo de la vida a base de errores. Mientras tratas de retener el tiempo con tu objetivo justo en el momento en el que nos damos cuenta de los felices que somos de compartir TIEMPO en familia.
Un año más en el que sigues sin renunciar a tus deseos, sueños y hobbies, un año más, un sábado más en el que te esfuerzas por reunirnos a todos, en el que luchas por ganar la batalla a los trabajos, obligaciones… que nos roban este bien tan preciado que es el tiempo y que demuestra lo valioso que es compartirlo con los tuyos.
Un año más en el que puedo estar orgulloso, día sí, día también, de recibir buenas y bonitas palabras sobre un padre, su profesión y su pasión en todo lo que hace.
Hoy estaré sentado en casa de nena, y no dejaré que nada me impida disfrutar del TIEMPO con mi familia, disfrutaré hasta el último grano de arroz, de las sonrisas y los buenos momentos, y disfrutaré de poder pasar un rato con mi padre.
Te quiere tu hijo orgulloso Jorge
