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Otro “Observatorio”, en vez de privatizar Melilla

MELILLA HOY 14 12 2023

Carta del Editor. MH, 14/12/2023

Enrique Bohórquez López-Dóriga

 

Otro “Observatorio”, en vez de privatizar Melilla

Estoy hasta las narices de tanto “Obsevatorio” melillense. Siempre público, naturalmente. Observar es “mirar con atención”. También es “guardar y cumplir exactamente lo que se manda y ordena”. Un obsevatorio es -al menos, era- “un edificio destinado para hacer en él observaciones astronómicas”. Hay que mirar menos, y privatizar más.

Ninguna de las dos acepciones cuadra con los declarados intereses, comunicados por Juanjo Imbroda, de este nuevo “Observatorio Económico” -para mayor inri- gestado por… ¡la administración pública local! Su resultado más vendido, tras la primera reunión del Observatorio, el lunes pasado, ha sido: “La Ciudad (organismo público) estudiará la posibilidad de ayudar a los jóvenes en la compra de su primera vivienda”. Suena a broma pesada…pero es verdad.

Por mucho que se empeñen los seguidores de las políticas comunistas-socialistas, es muy difícil matar o erradicar una idea o una visión. Las ideas y las visiones surgen de las personas, de millones de personas que en el mundo emprenden -se les llame comerciantes, emprendedores o como se quiera- que son las que han -hemos- creado ese “orden extenso de cooperación humana” (según definición de F. Hayek) de los que la sociedad, el mundo en general -y Melilla en particular- depende vitalmente para su supervivencia.

Melilla es una ciudad comunista y por lo tanto pobre. El objetivo fundamental es privatizar Melilla

El gobierno, cualquier gobierno, gasta (y mucho). Ese orden extenso de cooperación humana, crea. Y deja de crear a medida que la intervención pública aumenta. Melilla es una ciudad comunista y por lo tanto pobre. El objetivo fundamental es privatizar Melilla. El Observatorio Económico, gestado por la Ciudad Autónoma -que no es Autónoma, sino un sucedáneo debilitador- es una pérdida más de tiempo y de dinero, como lo de los ”asesores”.

Castigar al que trabaja y al que da trabajo

Tenemos el mayor número de parados de la UE porque resulta más rentable no pegar un palo al agua. “A este Gobierno le gustan más los subsidios que los salarios” (Isabel San Sebastián, ABC, el sábado). En Melilla la rentabilidad de no pegar un palo al agua, junto con la aspiración de ser empleado público, es el factor laboral predominante, con la horrible aceptación del enchufe como el camino normal y único para encontrar trabajo.

Sin embargo, “es empíricamente y sin excepciones demostrable la superioridad de los órdenes espontáneos sobre los que son fruto de una dirección central” (‘La fatal arrogancia, los errores del socialismo’, el extraordinario libro de Hayek). Demostrable es, asimismo, el provechoso efecto que el comercio facilita a la sociedad, a pesar de que, invariablemente, el comerciante ha sido víctima del menosprecio y oprobio moral porque “su comportamiento conculcaba los hábitos de cooperación de las agrupaciones humanas primitivas”. Esas agrupaciones primitivas, esas tribus, que desaparecieron con la aparición, histórica, del factor conocimiento -que nada tiene de abierto o de visible- en los procesos competitivos.

La historia del tratamiento del dinero por parte de los gobiernos con políticas socialistas -aunque sean del PP- ha sido un incesante ejemplo de fraude y decepción. Y cuando las palabras pierden su significado, el pueblo pierde su libertad, como dijo Confucio. Por ejemplo, sociedad es sustantivo, social es adjetivo. La palabra “social” ha adquirido tal variedad de significados (Hayek cita 150 sustantivos a los que normalmente queda adosado el adjetivo “social”) y la conclusión es que, con tal variedad de significados, lo de “social” carece ya de toda utilidad como medio de comunicación y las consecuencias negativas de su empleo, tan extraordinariamente frecuente, resultan evidentes.

Un rayo de esperanza proviene de las declaraciones de la Consejera Fadela Mohatar, tras su asistencia el martes al gubernamental Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF). Para sustentar con más razones esas razonables palabras de Fadela, Melilla tiene que producir mucho más

Posdata

Leo, por casualidad, mi Carta del Editor del 1 de abril de 2021. La primera frase destacada es: “La CEME, hoy presidida por Enrique Alcoba, declara que la situación económica ahora es muy grave, mucho peor que hace tres años”. Estaba hablando Alcoba -que sigue presidiendo la CEME- del año 2018. Han pasado, desde entonces, casi 6 años y no necesito preguntar a Enrique Alcoba si la situación económica de Melilla es hoy aún peor que la de entonces, porque lo es. Con menos gasto público, menos burocracia, menos impuestos y más gestión privada y creativa, esta catastrófica situación de Melilla cambiaría.

Un rayo de esperanza proviene de las declaraciones de la Consejera Fadela Mohatar, tras su asistencia el martes al gubernamental Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF): El Gobierno de Melilla cifra en más de 20 millones de euros el gasto en competencias impropias ‘para suplir carencias de los servicios públi­cos que deberían estar garantizados por el Estado’ como la Educación y la Sanidad, que ‘el Gobierno enarbola para jactarse de progresismo en Melilla’y que son ‘la quiebra del discurso’. Para sustentar con más razones esas razonables palabras de Fadela, Melilla tiene que producir mucho más, Melilla tiene que privatizarse.

 

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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