Yo tenía un conocido, que además de ser un caradura, era también un mal hablado. A las “mujeres de la vida” las llamaba putas. Y a los políticos malos, les decía “hijos de las mujeres de la vida”. Y no lo decía en plan ofensivo, sino todo lo contrario. Ya que el aseguraba, que esos “malos políticos” que solían “escamotear” el dinero que no era suyo,…
… no eran solo defraudadores corruptos, sino mas bien, un resultado de la mala vida, que podrían haber llevado sus madres, y por lo tanto y hasta cierto punto, la “maldad “ que pudieran tener esa gente, no era otra cosa, que algo no propio, y si mas bien heredado, como se hereda un marquesado, un cortijo o una ulcera de duodeno
Justificaba el delito, retrotrayéndolo. Al menos hasta la quinta generación, por aquello que se solía decir: “No hay quinto malo”. Este conocido, al que tuve la suerte de no conocer, además de ser un mal hablado, era también un buen pensado. Solía hablar mal lo que pensaba bien. Al contrario de otros, que suelen hablar bien lo que piensan contradictoriamente. Y se salve el que pueda, si es que la palabra salvación vale para algo. Por lo tanto supongo, que el bien, no es lo que debemos de saber, sino lo que debemos de olvidar, ya que el engendra el mal, cuando creyéndose bien, olvida el mal, al cual no hay que olvidar y si conocer bien.
¿Me explico?… ¿No? Pues que torpe soy, cuando queriendo explicarme, lo hago solo para mí y no para que los demás lo entiendan…. ¿O tampoco yo lo entiendo?…En fin, esto no hay quien lo entienda. Buenos días y Buenas notas
