Este sábado 9 de marzo de 2024 nos deja una triste noticia: ha fallecido a los 84 años el profesor Antonio Zapata Martínez. El que fuera director del mítico instituto de formación profesional «Maestría» en el barrio de la Victoria y posteriormente del Instituto reina Victoria Eugenia del Real estaba en posesión de la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Oro, una distinción que concede el Gobierno de la Nacion, que pocos españoles tienen en su poder.
El alto reconocimiento le fue entregado en julio de 2011 de manos del entonces delegado del Gobierno, Antonio Claret, a propuesta del ministro de Trabajo Valeriano Gómez.
Este galardón premia y destaca el mérito de una conducta socialmente útil y ejemplar en el desempeño de los deberes que impone el ejercicio de cualquier trabajo, profesión o servicio, requisitos que ha reunido ampliamente el que fuera director del IES Reina Victoria Eugenia de Melilla, el último destino laboral de una persona que comenzó su vinculación al mundo del trabajo con tan solo 14 años de edad cuando ingresó en el Consulado de España en Nador donde fue nombrado en 1970 canciller, cargo que ocupó durante 15 años.
Antonio Zapata nació, precisamente, en Nador en 1940, en pleno Protectorado Español. Es licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid, auditor oficial de Cuentas y catedrático de Educación Secundaria. Ha formado parte del Consejo Superior de Titulares Mercantiles como vocal.
Está en posesión de la condecoración de Caballero de la Orden del Mérito Civil, Caballero de la Orden de Isabel la Católica y de la Medalla al Mérito Militar con distintivo blanco. Antonio Zapata, muy apreciado por la comunidad educativa melillense, ha desempeñado su actividad en la Administración Pública durante 56 años consecutivos, 30 de los cuales dedicados a la docencia.
Libro
En 2019 presentaba su libro «Un canciller en la frontera. Memorias e intrahistoria».
Entre la evocación y el apunte histórico, entre recuerdos y documentos oficiales se mueve Antonio Zapata en esas páginas en las que el lector descubre desde tonos líricos a ligeros relatos anecdóticos. Y es que, en defnitiva, toda una larga vida dedicada a la Administración española en el norte de África puede llegar a constituir —como es el caso— una excepcional materia narrativa.
Un canciller en la frontera nos presenta el relato de quien vivió, como una aventura extraordinaria, las circunstancias que precedieron al fin del Protectorado, los años en Nador como canciller del Consulado y los cambios provocados por la crisis del franquismo y la construcción de una España democrática.
Todo ello, a medio camino entre las memorias y los anales historiográfcos, con el propio autor como hilo conductor y la España norteafricana, no ya como telón de fondo, sino como auténtica protagonista.
DEP
