Hoy, al asistir al acto de inauguración de la Escuela Infantil del Centro Asistencial de Melilla, que llevará el nombre de “Pepita Calles”, he experimentado una gran satisfacción y alegría al haberse reconocido públicamente tus inquietudes y tu entrega de siempre a los más necesitados en una labor callada y todo ello “gratis datum”, es decir, dado gratuitamente, cosa insólita hoy, en un mundo tan materialista e insolidario.
Un acierto de la Ciudad Autónoma por este reconocimiento.
Nuestra amistad, desde hace más de setenta años, me hace parar el tiempo. Nada ha cambiado y sí nosotras. Me vienen a la memoria nuestras casas, nuestros padres, nuestros profesores, nuestra pandilla, nuestros amigos, nuestros paseos por la Ciudad (el parque, la avenida, el puerto, etc.), nuestro Colegio del Buen Consejo, el Instituto de Enseñanza Media, la Escuela de Magisterio, nuestra sacrificada preparación de oposiciones del año 1952 y tantas más cosas vividas.
Y allí, en medio de todos, siempre tú, con tu sonrisa, con tu alegría, con tus travesuras y principalmente con tu bondad. Por un instante todo se ha detenido como un paréntesis de sueño. Tu nombre, grabado en las paredes de la Escuela Infantil del Centro Asistencial de Melilla, quedará también grabado en mi corazón con ansias de eternidad.
