Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Miguel Platón empieza su colaboración con MELILLA HOY

Platón ha sido director de Información de la Agencia EFE, consejero de Radiotelevisión Madrid y director de Multimedia, y es un reconocido escritor, autor de obras como La amenaza separatista (1994); El fracaso de la utopía (1997); Alfonso XIII: de Primo de Rivera a Franco (1998); Hablan los militares (2001); y El primer día de la guerra. Segunda República y Guerra Civil en Melilla (2013); Segunda República: De la esperanza al fracaso (2017) o Así comenzó la Guerra Civil. Del 17 al 20 de Julio de 1936: Un golpe frustrado (2020). Agua de Trara

Por Miguel Platón

El sociólogo Juan José Linz solía atribuir gran importancia, en la evolución de los asuntos públicos, a la estupidez. De la misma opinión era el economista italiano Carlo María Cipolla, que llegó a establecer cinco leyes fundamentales de la estupidez humana, cuya conclusión era que “la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe”, lo que implica que “el estúpido es más peligroso que el malvado”.

Cipolla afirmaba que la estupidez se reparte de manera más o menos uniforme en todos los ámbitos, sean geográficos, culturales o económicos, pero hay momentos en los cuales se intensifica. Desde hace algunos años, en gran parte del mundo y en España en particular, vivimos un interesante periodo de estupidez, que abarca numerosas actividades, desde la política y la Universidad a las relaciones sociales, la publicidad y las empresas.

No es un periodo especialmente peligroso, dados los antecedentes. En julio de 1914 los imperios austrohúngaro y alemán, a quienes no faltaron apoyos, desencadenaron la Primera Guerra Mundial, que se los llevó por delante, al igual que a los imperios ruso y otomano. En los años Treinta del pasado siglo los totalitarismos soviético y nazi, con la colaboración del fascismo italiano y el militarismo japonés, pusieron en marcha la Segunda Guerra Mundial, que de nuevo causó varias decenas de millones de muertos y un sufrimiento humano sin precedentes. Los años Setenta, en fin, conocieron la extensión del terrorismo en gran parte del mundo y de forma especial en España.

Lo de ahora -evocando a Marx- no es tragedia, sino farsa. Su principal característica es llevar al extremo causas cuyo origen puede ser legítimo, incluso noble, pero que culminan en disparates. La atención al medio ambiente es digna de elogio, al igual que el cuidado de los animales o el respeto a la pluralidad religiosa, social, racial y cultural. Sin embargo, medidas como la extensión del coche eléctrico dejarían sin automóvil al noventa por ciento de los usuarios actuales (no hay suficiente litio para fabricar baterías) y los residuos son un problema no resuelto. Si se prescindiera del consumo de carne la mayor parte de la humanidad perecería, y probablemente se habría extinguido hace milenios, todo eso sin tener en cuenta que los animales sobreviven devorándose entre ellos. Si el pluralismo cuestiona los valores de libertad y respeto a la ley, en nombre de una supuesta igualdad de creencias y costumbres, el resultado es una conflictividad social crónica, puesta de manifiesto en sucesos como los atentados salvajes del integrismo islámico.

La palma de la estupidez, no obstante, se la llevan las políticas llamadas de género. Una llamada ministra acaba de dirigirse a “todos, todas y todes”. Una vicepresidenta llegó a solicitar a la Real Academia Española una redacción “inclusiva” de la Constitución. Y el propio género se niega hasta el extremo de proponer que cualquiera pueda inscribir en el Registro Civil el sexo de su elección. La inspiración de esto último parece evidente: el pasaje de “La vida de Brian” en que uno de los miembros del Frente Popular de Judea -¿o era el Frente Judaico Popular?- se dirige a sus correligionarios con una petición insólita: “Llamadme Loretta”. Inmediatamente reclama el derecho a concebir hijos.

Algunos de los que nos gobiernan son personajes imaginados por los Monty Pithon, el colectivo de humoristas británico. Lo mejor ante ellos es la risa y, en todo caso, ser conscientes de que son la variante actual de esa casi permanente estupidez humana.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€