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Melilla: ser más Europa

El dictador Iósif Stalin ordenó la muerte por inanición de entre 5 y 9 millones de personas. Requisó cosechas y alimentos y luego cercó los pueblos. La mayoría eran campesinos, a los que despectivamente llamaban kuláks, deportados de 1930 hasta 1932, con especial incidencia en la hoy invadida Ucrania. Eran lo que hoy calificaríamos como “autónomos”, pequeños propietarios, con un cierto grado de libertad, algo inadmisible para aquellos comunistas (y para estos).
Hoy, en España, con los comunistas en el Gobierno, ya no se puede llegar al nivel de atrocidad criminal al que llegó Stalin, pero la libertad y los comunistas siguen siendo hoy, como antaño, incompatibles. Los comunistas siguen siendo amigos del control de la economía y, como consecuencia, enemigos de los autónomos, que en España van de crisis en crisis, de cierres en cierres, una destrucción agravada por la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) impuesto por la parte comunista del Gobierno y “vendida” como un éxito por el desastroso presidente del Gobierno que padecemos, Pedro Sánchez.
“El Gobierno continúa en la senda de desalentar la iniciativa privada, vital para el progreso de la sociedad”, era la frase destacada del periódico El Mundo el pasado miércoles. El aspecto comercial desolador de nuestra histórica Avenida -una calle sin calificativos para los melillenses- era la expresión local de tantos comerciantes y autónomos melillenses desalentados por la Administración Pública, cerrados o avocados al cierre inevitable.
Al día siguiente de escribir lo anterior de esta Carta, el jueves pasado, acudí, invitado por Juanjo Imbroda, a un acto del PP especialmente dedicado a los empresarios de Melilla y protagonizado por una persona que fue una sorpresa, extraordinariamente positiva, para mí, pero no para los que ya conocían a Juan Bravo, que coincidieron conmigo en que vale mucho, incluso mucho más de lo mucho que parece valer y que demostró en esa extraordinaria conferencia, celebrada de cara al público -sin mesas ni obstáculos intermedios- sobre la economía en general, y la melillense y la ceutí -que conoce muy bien- en particular.
A modo de resumen rápido de lo que Juan Bravo fue exponiendo: Irlanda como ejemplo de éxito económico tras bajar impuestos; el horriblemente alto nivel de desempleo en España no se soluciona con 400.000 empleados públicos más; nuestra economía no está bien y la inmensa deuda pública es una de evidentes manifestaciones de eso; el programa del PP es generar empleo, reducir gasto público, reformar y simplificar la burocracia, utilizar bien los fondos europeos (200.000 millones de euros) con 36 años para devolverlos; mejorar la gestión, bajar impuestos, crear empleo (3,3 millones parados hay ahora en España. Sobre Ceuta y Melilla (o Melilla y Ceuta): necesitan estabilidad en sus Gobiernos, mantener su régimen fiscal, entrar en la Unión Aduanera Europea, mejorar (abaratar y ampliar) sus comunicaciones con la Península, la presencia y el apoyo de la Administración del Estado, potenciar el atractivo de la ubicación en la ciudad, impulsar (en vez de obstaculizar) la creación de empresas.
En el turno de preguntas Juan Bravo contestó sobre la situación de las empresas de juego on line, con diferente situación en Ceuta (éxito) y en Melilla (más bien fracaso). La oportunidad de insistir en el desarrollo del sector tecnológico a costes competitivos, siguiendo el ejemplo de Málaga. La conveniencia y posibilidad de atraer inversión en Defensa. El más que posible mantenimiento de las actuales ventajas fiscales de Melilla y Ceuta, recordando que, por ejemplo, las de Ceuta provienen del año 1415, cuando era portuguesa. La importancia de la seguridad jurídica y -esto es sumamente importante- el valor estratégico inmenso de las dos ciudades españolas del Norte del continente africano. Concluyó que tenemos que estar más en Europa, mejorar eI IPSI, entrar en la Unión Aduanera Europea, decir la verdad, ser conscientes de que la burocracia europea es (también) pesada y pidiendo a los empresarios locales que presentemos al PP local los proyectos que se nos ocurran.
Cerró el acto el presidente del PP de Melilla, Juanjo Imbroda. Lo terminó afirmando que Melilla “va a ir como un cañón”. Ojalá se cumpla su vaticinio.

Posdata
En síntesis, estas son las ventajas fiscales de Melilla, que tanto preocupan a empresarios y a los ciudadanos en general: Bonificaciones del 60% en el IRPF, del 50% en el impuesto sobre Sociedades y los tributos locales y del 75% en Patrimonio. Tributación atenuada en el caso del impuesto especial sobre hidrocarburos. No aplicación del impuesto sobre el alcohol y las bebidas alcohólicas. IPSI en vez de IVA. Juan Bravo también considera que es más que probable que se mantengan, intactas e incluso mejoradas, en el caso de nuestra entrada en la Unión Aduanera.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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