La escalerilla que conecta el centro con el Colegio La Salle-El Carmen lleva desde ayer el nombre del Hermano Crescencio Terrazas Olalla, buque insignia de la institución lasaliana durante prácticamente la mitad de sus 105 años de existencia en Melilla. Con este reconocimiento, que fue aprobado por la unanimidad de la Asamblea hasta en dos ocasiones, Melilla hace “un acto de justicia”, como ayer afirmó su presidente, Juan José Imbroda, ante decenas de alumnos actuales y antiguos que quisieron arropar al Hermano Crescencio en la inauguración de su calle. La emoción, el cariño y el orgullo por haber tenido cerca al Hermano Crescencio fue la nota predominante en el homenaje a este “castellano de nacimiento y melillense de vida”, que ayer demostró por qué es tan querido por la comunidad educativa de La Salle-El Carmen.
Su cercanía y humildad le llevaron a decir durante su intervención que este homenaje era “una maldad”, y hasta pidió a Dios que perdonara a quienes han “colaborado” en esta distinción, que dijo recibir con honor.
La generosidad del Hermano Crescencio también quedó patente cuando afirmó que aunque lleve su nombre, para él esta escalinata será “la calle de los Hermanos”. Y en su dedicatoria, no olvidó a todos y cada uno de quienes forman parte del Colegio La Salle, desde quienes han “trabajado por la niñez y la juventud de Melilla” en estos 105 años hasta los miles de alumnos que han estudiado en sus aulas, para quienes tuvo una mención especial: “Sois lo que más queremos”, aseguró.
El Hermano Crescencio se mostró, en definitiva, muy agradecido “a toda la ciudad de Melilla”, donde reivindicó la “labor impresionante” que ha desarrollado el Colegio La Salle-El Carmen “durante 100 años largos”. “Esta bendita Melilla no sería la misma ciudad si no hubiera estado La Salle presente y eso es ya historia”, afirmó el homenajeado ante una plaza abarrotada de alumnos y autoridades, que escucharon con enorme atención y en silencio las palabras de quien fue su maestro.
Entre ellos, el presidente Imbroda, a quien el Hermano Crescencio, echando mano de su buen humor, pidió que les dejara alquilar “a buen precio” la escalerilla como gimnasio para poner a la ciudad en forma con sus 44 peldaños.
Imbroda, por su parte, dijo del Hermano Crescencio que es “un ejemplo que nos sirve a todos para ser un poco mejor”, como ha demostrado a lo largo de medio siglo en Melilla, haciendo “muy grande La Salle”. Un colegio que “trasciende a toda Melilla, no sólo a los que han estudiado aquí”, ya que su papel en sus 105 años de historia en nuestra ciudad ha sido la de “un faro para la enseñanza y la formación” de muchas generaciones de melillenses. Por todo ello “se hacía imprescindible hacer algo aquí”, dando el nombre del Hermano Crescencio a una escalinata histórica con la unanimidad de toda la Asamblea.
