En la última noche, muchas de las casetas ya dejaron de prestar servicio, en unos casos por seguridad, en otros porque ya habían agotado existencias y en su caso por decisión propia
La Feria de Melilla echó anoche el cierre. Finalizaron nueve días de celebración en los que se ha constatado una mayor seguridad y una gran afluencia de ciudadanos melillenses, deseos de vivir de nuevo esto festejos tras dos ediciones canceladas por el covid-19. A diferencia de la anterior Feria desarrollada en nuestra ciudad, en el verano de 2019, en esta edición no pudieron acceder los nadorenses al exigírseles el visado desde la reapertura fronteriza de mayo de 2022, un requisito que la inmensa mayoría de ellos no pudo cumplir.
En la última noche, muchas de las casetas ya dejaron de prestar servicio, en unos casos por seguridad, en otros porque ya habían agotado existencias y en su caso por decisión propia.
En cambio, otros locales, como las hamburgueserías, pollerías y cafeterías de chocolate con churros, así como los puestos de venta de diversos productos, desde los turrones a los juguetes, vivieron una última noche de Feria de gran intensidad, con mucho trabajo.
También se vendieron a buen ritmo los tickets para las distintas atracciones feriales, aunque ya sin las enormes colas del sábado, en las que la acumulación de personas era tal, que las esperas eran largas y tediosas. Se notaba que hoy lunes regresan a sus aulas los estudiantes de Primaria y Secundaria, después de que arrancase el curso escolar en mitad de estos festejos, algo nuevo por primera vez en muchos años.
Concluida la Feria, ahora quedan por delante varios días en los que feriantes y operarios recogerán todo el recinto ferial. Ya desde anoche mismo comenzaron algunos de ellas, entre ellas las atracciones y casetas fundamentalmente. Los trabajadores de la limpieza también tendrán una ardua labor para que la Plaza Multifuncional recupere la normalidad cuanto antes.
