Cada vez que me propongo hacerle una “réplica” a este insigne escritor de flores de trapo almidonado, con su tupida estofa, rica en movimientos danzantes de suaves colores, siento que me dirijo a un niño que ha cometido una travesura. Por eso le hago una reconvención censurable, pero sin fustigación alguna, sobre uno de sus artículos que ha escrito, como todos los que publica, surrealista y absurdo. Refiriéndose a los inmigrantes que saltan la valla, dice que por qué éstos no se manifiestan en sus propios países, para que puedan vivir mejor, como nosotros (sic). A continuación él mismo se da la respuesta: porque si lo hicieran los aniquilarían. Ítem más: dice que si echamos mano a la historia, podremos comprobar cómo en Europa, sin ir más lejos vivíamos un tanto así no hace mucho, y pudimos salir (¿?). Otro ítem: sabe, que al escribir así, se ha ganado el reproche de muchos de los que “tenemos la gran suerte” de leerlo, y por lo menos no va a lugares institucionales diciendo “algunas cosas” (sic). Lo de que no va a lugares institucionales a decir “algunas cosas”, no lo he entendido muy bien. Pero como sé que tiene nociones de historia, le voy a recomendar que lea lo que significan Commonwealth, o Gemeinwesen, organizaciones británica y alemana, respectivamente; y comience por lo que acordaron trece países en Algeciras, entre el 16 de enero y el 7 de abril de 1906, cuando se repartieron la gran tarta de África, tan rica y sabrosona, que se zamparon después del gran “banquete colonial”; que por cierto, como dijo un comentarista de la época, con respecto al “pedazo” de Marruecos, a Francia le correspondió: “El rico bocado de Taza, los ricos campos de Werga, y las llanuras, con tantas riquezas escondidas del Garb, y España se quedó con el hueso del Yebala y la espina del Rif”. Y yo digo que para comprobar lo que le costó a nuestra Patria digerir ese “huesarranco” del Yebala y el “espino escambrón” del Rif, solo debemos hacer una visita a La Purísima y leer los nombres de los Héroes, militares, civiles, y religiosos, que se hallan enterrados en sus tumbas y panteones. Luego que lea por encimilla lo que se acordó en el Tratado de Versalles, entre el 28/06/1919 y el 10/01/1920; lo que firmaron en Yalta el 11/02/1945, y en Potsdam el 17/6 al 2/8/1945 los, entonces, amos y señores de este mundo mundial, y en particular cómo quedaron las fronteras de los países de la gente que salta nuestras vallas, y cómo los dejaron después al “darles” la independencia, en la segunda mitad del siglo pasado, después de esquilmarlos a tutiplen. Y ahora que acabo de escribir esto, estoy recordando, ¡qué cabeza la mía!, que hace tiempo ya le decía lo mismo, o algo parecido, y sigo haciendo oídos sordos a quien dice que algunos artículos con escribirlos una sola vez ya basta, como una réplica que tampoco hace falta otra contrarréplica; pero yo como un mangangá o vulgar mosca cojonera, no paro de reconvenirle sanamente; pero quede claro, que es para que deje de hacer el ridículo, porque la verdad, a este “dómine de ojana”, tan aseado, parece que lo veo siempre estampado en la vena de lo cómico. Yo, modestamente, le recomendaría un antídoto que no suele fallar: el “Talentódromo”, que lo mismo te sirve para rajar de los corruptos-sinvergüenzas, y la perversidad del actual politiqueo que nos invade, que para medir la clase de tontería y gilipollez que algunas personas vierten en las páginas de los diarios y tertulias varias. Pienso también que este buen hombre, que no “hombre bueno”, debiera dejar la política de altura para los que saben, y escribir sobre la historia, en plan didáctico, para que nosotros, humildes “iletrados”, en plan amanuenses, tomemos nuestras notitas; que nunca vienen mal a nuestros ignorantes cacúmenes. Y ahora, para amenizar el supuesto enfado, que pudiera acarrearle la lectura de estas modestas líneas, que no réplica, lean un soneto de mi buen amigo D. Francisco de Quevedo, que como siempre, el tío está “sembrao”: “La voz del ojo, que llamamos pedo/ (ruiseñor de los putos), detenida/ da muerte a la salud más presumida/ y el propio Preste Juan le tiene miedo./ Más pronunciada con el labio acedo/ y con pujo sonoro despedida,/ con pullas y con risa da la vida,/ y con puf y con asco, siendo quedo./ Cagóme en el blasón de los monarcas/ que se precian, cercados de tudescos,/ de dar vida y dispensar Parcas./ Pues en el tribunal de sus gregüescos,/ con aflojar y comprimir las arcas,/ cualquier culo lo hace con dos cuescos”. Y como saben que la risa es, sin lugar a duda, una de las fuentes de vitalidad para el ser humano, también el humor sano es uno de los grandes aliados de la cordialidad y la solidaridad. Y que sepa que no le tengo “animus iniuriandi” (intención de causarle daño), sino “ánimus joccandi” (ganas de cahondeo). ¿Qué quieren que les diga?, pues eso: que sonrían y sean felices.
