Con la herida reciente de los atentados de Cataluña hace menos de un mes, vemos cómo esta execrable lacra que nos ha tocado vivir en estos tiempos busca a jóvenes para captarlos, radicalizarlos. No lo conseguirán si en este país mantenemos la unidad en la lucha contra el terrorismo. Es necesario trabajar de manera comprometida para extinguir esa lacra, una labor que no sólo corresponde a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Justicia, sino toda la sociedad Melilla amaneció ayer con el desarrollo de una nueva operación antiterrorista en sus calles. Más concretamente en García Cabrelles y el Monte María Cristina, donde la Policía efectuó dos registros y un enorme despliegue de seguridad por la importancia de esta actuación conjunta con la Dirección General de Vigilancia del Territorio del Reino de Marruecos. Entre ambos países han logrado desarticular una célula yihadista que «había planeado ataques terroristas de gran envergadura» y cuyo líder, residente en Melilla, realizaba labores de captación y adoctrinamiento siguiendo la estrategia global de la organización terrorista DAESH. Para ello, aprovechaba su puesto de trabajo como auxiliar educativo en un centro de reeducación de menores, a los que intentaba captar y radicalizar sirviéndose de la vulnerabilidad de este colectivo.
Con la herida reciente de los atentados de Cataluña hace menos de un mes, vemos cómo esta execrable lacra que nos ha tocado vivir en estos tiempos busca a jóvenes para captarlos, radicalizarlos. Así ocurrió en los atentados de Las Ramblas y Cambrils, en los que los terroristas eran muy jóvenes, y alguno incluso menor de edad. El líder de la célula desarticulada ayer intentaba seguir ese mismo patrón entre niños y adolescentes para utilizarlos en el objetivo de imponer el terror y la barbarie con el que unos cuantos fanáticos quieren dominar el mundo usando como excusa la religión.
No lo conseguirán si en este país mantenemos la unidad en la lucha contra el terrorismo. Es necesario trabajar de manera comprometida para extinguir esa lacra, una labor que no sólo corresponde a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y la Justicia, sino toda la sociedad.
Melilla lleva tiempo siendo uno señalada como uno de los principales lugares de la lucha antiterrorista por la cantidad de operaciones que se han desarrollado en los últimos años. Desde 2012 han sido ya 15 actuaciones de este tipo, 5 de ellas este año, con un total de 27 detenidos, 6 en este 2017. Esto es gracias al estrecho cerco de las Fuerzas de Seguridad del Estado y los Servicios de Inteligencia españoles, con una vigilancia permanente sobre posibles focos que impide el más mínimo movimiento.
Un trabajo muy discreto e importante que va más allá de operaciones puntuales como la de ayer, y que debería hacernos sentir seguros a quienes vivimos aquí aunque de vez en cuando, Melilla se vea salpicada por casos de presuntos yihadistas vinculados a diferentes células o focos de radicalización. En otras palabras, este frente abierto es una muestra del compromiso que España tiene en la lucha antiterrorista, ahora más fuerte si cabe tras lo ocurrido en los atentados de Cataluña, que tanto dolor han causado.
