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Los entresijos del poder

Secret State

CRÍTICA DE CINE Y TELEVISIÓN

Por: Diego Portillo

Una explosión en una refinería. El avión del primer ministro británico que desaparece en pleno vuelo. Una petrolera no demasiado transparente. Un vice primer ministro sin excesivas ganas por alcanzar el poder. Así comienza esta excelente miniserie británica sobre los entresijos del poder al más alto nivel: Secret State.
Gabriel Byrne (Muerte entre las flores, Sospechosos habituales, la serie En terapia) es el protagonista absoluto (rodeado por un gran número de excelentes secundarios) de esta miniserie. Byrne está soberbio como el atormentado y superado por los acontecimientos vice primer ministro británico, quien intenta hacer lo correcto para esclarecer los hechos pese a las dificultades que se encuentra constantemente, tanto por parte de las empresas multinacionales a las cuales les afecta la investigación como dentro de su propio gobierno.
Aparte de la colosal interpretación de Byrne, otra de las grandes bazas de la serie es el guión. Un guión que no deja títere con cabeza, pues tras estos hechos aparentemente aislados y sin relación entre sí, se empieza a intuir una gran conspiración que afecta a bancos, petroleras, empresas multinacionales e incluso a importantes miembros del gabinete del gobierno británico. Los excelentes diálogos, mejorados por la interpretación de todos los actores, poseen ese toque británico de sarcasmo, delicadeza y doble sentido en el momento apropiado que hace que te quedes pegado a la butaca escuchando las conversaciones con una atención inusitada. Otro aspecto muy destacable del guión es el atrevido y sorprendente final (algo en lo que muchas veces fallan grandes producciones). Un final realmente demoledor, rodado con una elegancia y sutileza magistrales, que invita a reflexionar durante horas sobre los diferentes temas tratados.
Por otra parte, tal y como nos vienen acostumbrando las series británicas últimamente, la fotografía es sobresaliente, con planos en los que predomina una paleta de colores oscura y fría, desalentadora, pero con una enorme fuerza visual en cada uno de los encuadres elegidos. Por poner un ejemplo: el plano inicial de la miniserie, sobrecogedor e impactante, con el vice primer ministro ante una calle desierta. Pocas veces hemos asistido a un inicio con tanta fuerza y tan cautivador sin haber comenzado aún los diálogos que nos introducen en materia.
La miniserie consigue mantener la atención y la intriga durante sus 4 capítulos de manera absorbente, pudiéndose ver los mismos totalmente seguidos (lo que te pide el cuerpo al aparecer los títulos de crédito tras cada capítulo), como si de una película se tratase, debido a lo adictivo de la trama (y a la duración de apenas 45 minutos de cada capítulo). Así, veremos la evolución interna del personaje interpretado por Byrne a la par que evolucionan las investigaciones sobre el accidente de la refinería y la desaparición del avión del primer ministro.
En definitiva, estamos ante una excelente miniserie, muy bien rodada, con grandes interpretaciones y con un guión atrevido y valiente. Muy recomendable y, pese a ser del 2012, actualmente disponible en Filmin para quien tenga suscripción a la plataforma.

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Redacción

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