El conocido preso por sus varios antecedentes penales manifestó en reiteradas ocasiones durante la vista su deseo de cambiar de letrado, a lo que la magistrada se negó, ya que no era la primera vez que pedía un cambio de abogado para que se suspendiera el juicio. El Toro insistía en que quería un abogado particular, visiblemente alterado. Tanto fue así que la juez llegó a pedirle que abandonara la sala para que se calmara. Según declararon en la vista, en 2014 agredió a un funcionario penitenciario. Nada más entrar en la sala, el acusado, un preso conocido como El Toro, expresó su deseo de cambiar de letrado. “No estoy de acuerdo con mi abogada, no ha hablado conmigo”, se excusaba el acusado por un presunto delito de atentado y falta de lesiones. La magistrada del Juzgado de lo Penal le comunicó que no sería posible porque ya se había suspendido la vista anteriormente por el mismo motivo.
“No cabe una segunda suspensión”, respondió la juez. Pero el procesado se negaba a entender. “Tengo a un abogado particular, ¿por qué me tengo que quedar con uno de oficio? Pues no hago el juicio y punto”, continuó diciendo, cada vez más alterado. Tanto fue así que la magistrada tuvo que pedir a los agentes de la Policía Nacional que se llevaran al preso de la sala para que se calmara.
Transcurridos unos minutos, la juez volvió a llamar al acusado para que entrase en sala y continuar con la vista. Pero El Toro seguía en las mismas. “No lo voy a suspender por mucho que usted quiera”, le aclaró la magistrada para zanjar la discusión. Contrariado, el procesado se negó a declarar, aunque no cesó de hacer comentarios a lo largo del juicio, visiblemente molesto.
Exposición de los hechos
“Estaba muy alterado porque quería ir al peluquero”, comenzó a relatar uno de los funcionarios del centro penitenciario. Los hechos, que presuntamente tuvieron lugar en 2014, ocurrieron cuando El Toro ya estaba preso en el módulo para reos con régimen cerrado. Según continuó narrando el funcionario, el preso amenazó a los trabajadores diciendo que tenía la tapa de una lata mientras la usaba para golpear los barrotes de la celda. Expuso el funcionario que, cuando intentaron reducirlo para retirar el objeto cortante, El Toro le propinó un cabezazo en el pecho y una patada en el pie.
Tras escuchar la declaración, el Ministerio Fiscal reclamó para el procesado una sentencia condenatoria de 3 años de prisión.
