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Le piden dos años de cárcel por acudir al trabajo de su ex para amenazarla

Los hechos ocurrieron en el interior de una de las tiendas de Movistar

Un individuo se enfrenta a la posible pena de dos años de prisión por un presunto delito de violencia de género. Su ex mujer le denunció por presentarse en su lugar de trabajo, una tienda de Movistar, para amenazarle tras discutir por teléfono sobre la custodia de los hijos, según expuso en la vista. Aseguró que sufrió un ataque de ansiedad por el miedo que sintió hacia su ex marido. El procesado, por su parte, negó los hechos y afirmó que acudió a su trabajo únicamente para pedirle un teléfono móvil. El Ministerio Público pide dos años de prisión para el acusado por un presunto delito de violencia de género. Le reclama también una orden de alejamiento para que no pueda aproximarse a menos de 200 metros de su ex mujer durante tres años. El procesado, según la acusación, acudió al lugar de trabajo de la víctima para amenazarla, injuriarla y agredirla.
Según aseguró el individuo en la vista, celebrada esta semana en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, el 18 de este mes acudió a la tienda de Movistar en la que trabaja la denunciante, de la que se divorció hace un año, con el fin de recoger unos teléfonos. «Volví luego por segunda vez porque ella me lo pidió», aseguró el hombre, que únicamente respondió a las preguntas formuladas por su letrado. En todo caso, negó que hubiera insultado, amenazado a su ex.

La versión de la denunciante
La víctima ofreció una versión bien distinta. Según explicó, antes de que el hombre se personara en su lugar de trabajo mantuvieron una conversación telefónica sobre la custodia de los hijos. Siempre según su relato, ella le comentó que lo mejor que podían hacer era seguir el régimen de visitas que se recogía en la sentencia. «Entonces me dijo que iba a venir a la tienda porque le había amenazado con los niños, que era lo peor que podía haber hecho», dijo la mujer.
Cuando él llegó al local, siempre según el testimonio de la denunciante, el hombre se acercó a la mesa en la que ella estaba trabajando y, a una distancia muy corta y en voz baja comenzó a amenazarla e insultarla. «Le dije que parase, que estaba en el trabajo, que había cámaras», relató. Entonces, el acusado comenzó a bajarle la pantalla del ordenador, le lanzó al suelo un contrato que tenía sobre la mesa y le desconectó varios cables, según ella. Luego le pidió un teléfono que ella tenía. «Me dijo que no se iba a ir hasta que se lo diera».
Mientras, sus compañeras atendían a clientes, recordó. «Ninguna se atrevió a hacer nada», apuntó. Finalmente, el procesado presuntamente le dijo que volvería a las 20.30 horas y se marchó. «Fui al despacho para llamar a la policía pero me dio una crisis», rememoró.
La mujer aseguró que no reclamaba nada a su ex marido. «Lo único que pido es estar tranquila, no pido más», declaró. Aseguró que siente miedo del acusado. «Si estoy con uno o varios chicos y se entera su reacción es aparecer, escupirme o insultarme», explicó la denunciante, quien señaló que durante su matrimonio «alguna que otra vez me puso la mano encima».
Las compañeras
Tres compañeras de trabajo testificaron en la vista. Afirmaron que no escucharon los insultos ni las amenazas porque él estaba muy cerca de la denunciante. Sin embargo, se percataron de que al marcharse él la querellante estaba muy nerviosa y le dio un ataque de ansiedad. No podía respirar, según apuntaron, por lo que llamaron a la ambulancia. «Él le dijo que iba a volver y ella tenía mucho miedo de que volviera», relataron. «Nos asustamos mucho de verla así».
La fiscal reclamó el dictado de una sentencia condenatoria. La defensa, por su parte, pidió la absolución debido a que, según expuso, no existían pruebas de cargo suficientes contra su cliente.
La juez tendrá que decidir.

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Irene Quirante

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