La fiscal coordinadora de Violencia de Género, Laura Santa Pau, recibió ayer en el Salón Dorado el premio Lourdes Carballa que concede la Viceconsejería de la Mujer. E su intervención, la homenajeada dejó de manifiesto que «el machismo es el germen y la violencia es la enfermedad de la sociedad», por lo que apostilla que para poner fin a esta lacra es preciso «acabar con la pasividad social, porque normalizar la violencia nos hace vulnerables a todos», indicó. La viceconsejera de la Mujer, Isabel Moreno, apuntó que la concesión del premio Lourdes Carballa a Laura Santa Pau Vázquez es un reconocimiento «a su trabajo, sensibilidad y a esa gran labor que viene desarrollando como fiscal coordinadora de Violencia de Género, dando voz a estas mujeres que sufren la lacra de la violencia». Pero también aprovechó la ocasión para «reconocer la labor de todos los profesionales que trabajan en tan ilustre labor» de erradicar la violencia machista.
Reiteró que se trata de un «justo reconocimiento» el que se realizó ayer con esta «gran mujer y gran profesional por esa gran labor, esa humanidad y sensibilidad en un trabajo tan especial e importante como es la defensa de las mujeres». Además agradeció su predisposición a colaborar con cuantas actividades organiza la Viceconsejería.
Leitmotiv
Tras agradecer este reconocimiento, explicó Laura Santa Pau que su ‘leitmotiv’ desde que tiene uso de razón ha sido «la defensa de los derechos de la mujer y la igualdad». De hecho explicó que en el colegio ya protestaba por los estereotipos que obligaban a las niñas a hacer pompones con los que corear después a sus compañeros jugando al fútbol.
Esa niña pensaba que cuando fuera adulta podría conseguir hacer oír su voz, pero cuando aprobó las oposiciones de Fiscal en la especialidad de Violencia de Género su sorpresa fue encontrarse con «profesionales a los que les molestaba que fuera mujer, joven y fiscal, e intentaron ningunearme y es algo que no lograrán porque seguiré hasta poder conseguir acabar con la lacra del machismo y la violencia», dijo.
Afirmó la homenajeada que «han tenido que pasar siglos y ganar muchas batallas» para que la mujer en occidente «tengamos el papel que tenemos» y puedan ser diputadas, jueces, bomberos, astronautas y científicas y además «si lo desean, también madres y amas de casa, un papel al que nos quieren relegar quienes dicen que somos débiles o menos inteligentes, cosa que no es así».
Camino por recorrer
Reconoce que a pesar de estas conquistas, «nos queda por ganar la guerra de acabar con el machismo y la violencia de género» e indicó que debemos ser conscientes de que «el machismo es el germen y la violencia es la enfermedad de la sociedad». Afirmó que «tenemos que acabar con la pasividad social, porque normalizar la violencia nos hace vulnerables a todos».
Laura Santa Pau indicó que «los genes no determinan la conducta machista, sino la interacción de la experiencia vivida y los genes, por lo que a través de la educación y la cultura es como la sociedad puede frenar la violencia». A esta labor puede contribuir la Ley de Violencia de Género que debe tener, entiende, una aplicación transversal y a todos los niveles, no sólo en lo referente al castigo del maltratador y la protección de la víctima, sino en la educación, la sanidad, la administración pública y el control de la publicidad para poder «ser eficaces y acabar con la violencia». Afirmó que «no basta con castigar al violento, sino que hay que educar a los niños en que todos somos iguales, que nadie pertenece a nadie, que la violencia no es el camino y que hay alternativas para la resolución de conflictos».
Apostilló que era un honor recibir este premio y se mostró agradecida con la viceconsejera Isabel Moreno, a la que le aseguró que para ella, «el verdadero premio es que las mujeres sepan que en la Fiscalía tienen las puertas abiertas, que pueden acudir porque siempre habrá alguien que les escuche y les asesore, que no están solas, y que somos muchos los que sumamos con ellas».
