A veces nos rompemos las vestiduras y nos ensañamos con cualquiera, cuando creemos de pronto que la razón está de nuestra parte, sin tener en cuenta, que la verdad cuando se esgrime deja de ser verdad para convertirse en arma. Por eso, la verdad es tan difícil de hallar.
No porque no exista, sino porque no sabemos utilizarla. La transformamos en venganza, en furor, en agresión, cuando en realidad ella sólo existe par enaltecer, animar y sobre todo, dignificar más allá de los caprichos y las pretensiones de cada uno. Alguien dijo una vez, que un hombre público no leía la prensa, e hizo de todo aquello un ultimátum jocoso porque no cayó en preguntarse, si ese alguien público procedía así por indiferencia o simplemente por falta de contenido de la prensa en sí. La humildad es el fiel exponente del conocimiento. Y de eso es lo que solemos adolecer en este tiempo tan ajetreado de libertades y consejos de todo tipo. Todos estamos llamados al entendimiento mutuo, a la ecuanimidad y al respeto a los demás. No estamos para juzgar desaforadamente y sí para ayudar a todas las soluciones. Por eso no debemos de enjuiciar a la ligera y meditar nuestras acciones antes de exponerlas a los demás. Y cuando éstas se hagan, que sean siempre para edificar y construir, nunca para lo contrario, pues sin saberlo, estamos dentro de un orden creativo, ejemplar y progresivo e intentar salirse de él es originar confusión y atraso en uno mismo. Buenos Dias y Buena suerte.
