Hace algún tiempo escribía yo en estas mismas páginas que, al Flamenco, a la Dieta Mediterránea, a los Castells Catalanes, y al Canto de la Sibila de Mallorca, fueron declarados: Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. También en nuestra ciudad tenemos nuestras “Denominaciones de Origen”, con los edificios modernistas y art decó, principalmente en el llamado “Triángulo de Oro”, con la declaración del Parque Hernández, como “Parque Histórico”; porque la verdad es que realmente es un parque magnífico, que no vamos a hacer historia sobre él, ya que todos sabemos el origen de su nombre, y el de su diseñador y proyectista; aquél por el General, D. Venancio Hernández, y éste, por el ingeniero militar, D. Vicente García del Campo. Hoy, en plan “mosca cojonera”, vuelvo a la carga, reivindicando por enésima vez, que nuestro Cementerio de La Purísima, sea declarado: “Cementerio Nacional de Héroes”. En alguna ocasión le solicitaba una “ayudita” al Presidente del Gobierno, (entonces era Zapatero), a la UNESCO, a la Comisión del Patrimonio, a la Consejería de Medio Ambiente, al Presidente Imbroda, a los Protectores del Patrimonio, al Cronista Oficial, o algún que otro que tenga elevado el corazón hacia nuestros Héroes, y haga honor a las palabras Súrsum-Corda. Sería tan gloriosa esa declaración, que es lo que nuestros muertos, todos ellos, tanto civiles como militares, se merecen. Claro que mucha gente puede creer que si se llevara a cabo ese manifiesto, tan honesto, necesario, y tan digno, en los tiempos que estamos, pudiera escocer a alguien, como molestar a muchos moros marroquíes, “quintacolumnistas-chupópteros” del Estado Español, que pululan por nuestras calles, y veneran a su monarca, cosa que me importaría un carajo. Repito lo que decía entonces: A los responsables de que esto no se lleve a cabo y estén, con sus orondos culos, sentados en sus poltronas oficiales, les recuerdo que los miles de españoles, militares en su mayoría, que se hallan enterrados en esas tumbas silenciosas, que durante tantos años han sido anónimos, hoy sabemos sus nombres, sus lugares de nacimiento, y dónde fueron glorificados, algunos como mártires, tras sus muertes, los que durante más de cinco siglos defendieron, con sus vidas, la ciudad. Pero tengo que decir que ya no son tan anónimos, gracias a Isabel Migallón, y Eduardo Sar, por su libro: “Nombres para la Historia Militar de España”. También debemos agradecer a José Linares, las preciosas y bellas fotografías de la Ciudad, y muy especialmente, las del Cementerio, donde los Mausoleos, Panteones, Tumbas y Osarios de las distintas Armas, te hacen retroceder a aquéllas épocas en que Marte se enseñoreó por nuestras calles. Yo sé que somos muchas las personas, que sentimos esa inquietud, sobre todo, en lo que rodea a los Héroes que se encuentran enterrados en La Purísima. Unos lo interpretan en círculos, muy reducidos, de opinión, sin llegar a nada; otros con las fotografías de los lugares más emblemáticos, como hace Linares; y las publicaciones de libros de Historia, como los de Migallón y Sar; y los últimos, entre los que yo me encuentro, como mejor sé hacer, escribiendo con todo el amor, y la humildad, hacia ellos, como son las cien “Cartas desde La Purísima”, que este periódico me publicó, cronológicamente, hace un par de años.
Para que tomen un poquito de conciencia, lean algunos nombres de Héroes Laureados, que todos conocemos, y de algunos que solo vienen en los libros de Historia: Manuel Romerales Quintero. Comandante General de Melilla, en 1936. Fusilado por los fascistas el 29 de agosto de 1936, por no secundar la sublevación militar. Su cadáver se encuentra en un nicho con nº 29, con su nombre, sin la graduación que tenía cuando fue asesinado, con la leyenda: “Por su fidelidad a la democracia”. Juan García Margallo, que también fuera Comandante General de Melilla. Fallecido el 28 de octubre de 1893, por la herida por arma de fuego, de los moros, en el Fuerte de Cabrerizas Altas. Está enterrado en el Panteón de su mismo nombre, fila 3, nº. 5. Enrique Giloche Bonet. Capitán de Artillería de la Comandancia de Artillería de Melilla. Falleció el 18 de julio de 1909, por herida por arma de fuego en Sidi Hamed el Hach. Está enterrado en el Panteón de Margallo, fila 1 nº. 2. José Royo de Diego. Comandante de Artillería de la Comandancia de Artillería de Melilla. Falleció el 18 de julio de 1909, por herida por arma de fuego en la posición de Sidi Ahmed el Hach. Está enterrado en el Panteón de Margallo, fila 1, nº. 3. Manuel Muñoz Olivé. Capitán de Infantería del Regimiento de Infantería Melilla nº. 59. Falleció el 27 de diciembre de 1911, por la herida por arma de fuego en el combate del poblado Zorrora el Kert. Está enterrado en el Panteón de Héroes, fila 3, nº. 10. Federico de la Paz Orduña. Capitán de Artillería del Regimiento Mixto de Artillería de Melilla. Falleció el 21 de julio de 1921, por heridas por arma de fuego en la defensa de la posición de Igueriben. Está enterrado en el Panteón de Héroes, fila 3, nº. 5. Francisco Rominguera. Teniente del Fijo de Ceuta. Falleció el 5 de febrero de 1860, cuando salió voluntario en una misión de reconocimiento, cayendo acribillado a balazos junto al Fuerte de San Ramón.
Como existen miles de Héroes con sus nombres y apellidos, que se hallan enterrados en esos gloriosos patios de La Purísima, y mientras estas páginas me lo permitan, les aseguro que no descansaré hasta que alguna autoridad, desde el Rey hasta el último concejal de festejos de la Ciudad de Melilla, salga a la palestra y se señale al respecto. Nuestros Héroes se merecen descansar en un Camposanto, en el que en su frontispicio figure: “CEMENTERIO NACIONAL DE HÉROES, PURÍSIMA CONCEPCIÓN”.
