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Columna abierta

La nueva estafa que se acerca: el TTIP o cómo legislar para las transnacionales y la oligarquía

En 2013, la Comisión Europea recibió́ el mandato de los estados miembros de la Unión Europea (UE) de negociar con los Estados Unidos (EEUU) el Tratado Transatlántico del Comercio y de la Inversión (TTIP por sus siglas en inglés), presuntamente con el fin de incrementar el comercio entre la UE y EEUU, reduciendo las barreras no arancelarias, con objeto de conseguir crear empleo, crecimiento económico y mejora de la competitividad.

Desde entonces, UE y EEUU están negociando, de espaldas a la ciudadanía y a sus representantes políticos (parlamentos nacionales y europeo) un amplio acuerdo de liberalización de comercio e inversiones, que representa un serio peligro para la democracia y la debida protección de los derechos laborales, medioambientales y de salud, anteponiendo el interés comercial de los inversores y empresas transnacionales (ETN) al interés general. La información sobre este tratado es muy limitada, y la práctica de implicar solamente a un número muy pequeño de agentes sociales para seguir las negociaciones es fuertemente criticada por los sectores más progresistas, ya que el resultado de dichas negociaciones tendrá́ implicaciones importantes para todos los ciudadanos, señalamos las tres principales:
1. Si se eliminaran las barreras de todo tipo al libre comercio, sectores industriales enteros quedarían expuestos a una competencia transatlántica feroz que beneficiaría a las grandes multinacionales a costa de reducir o eliminar a los competidores nacionales más pequeños gracias a la economía de escala. Seria particularmente difícil para algunos sectores, como la agricultura europea, donde las diferencias son demasiado grandes como para establecer una competencia justa.

2. La armonización de la regulación (especialmente los estándares que incluyen los alimentos modificados genéticamente y el REACH sobre regulación química), incluiría un reconocimiento de ambos marcos regulatorios como equivalentes, por lo tanto, muchas regulaciones medioambientales y sociales europeas dejarían de ser efectivas a la hora de proteger a consumidores, pacientes y medioambiente.

3. Si se incluyera en el TTIP un capitulo de protección de la inversión, las compañías podrían demandar a los gobiernos por poner en riesgo sus beneficios potenciales y pedir indemnizaciones millonarias. Las regulaciones que podrían implicar un riesgo para las corporaciones incluyen, entre otras, las moratorias y prohibiciones sobre tecnologías arriesgadas o peligrosas como el “francking” o la biotecnología. También limitaría considerablemente, la capacidad de los reguladores para intervenir en el mercado. A través del mecanismo de resolución de conflictos entre Inversor y Estado, se garantizaría a las corporaciones y bancos más derechos que a los/as ciudadanos/as, dejando a los contribuyentes con la responsabilidad de pagar indemnizaciones millonarias en un momento en el que los presupuestos nacionales están luchando para cubrir los costes esenciales de los servicios públicos.

Pero es que además, un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha analizado por primera vez el impacto del comercio agrícola si estuviera en vigor el TTIP. El informe, elaborado por el Servicio de Investigación Económica de este departamento en noviembre y filtrado ahora, presenta tres escenarios con distintos niveles de aranceles. En los tres Europa es la gran perdedora, con beneficios hasta siete veces más bajos que los de la contraparte norteamericana. Incluso hay un escenario sin beneficios para Europa.

A lo largo de sus casi 40 páginas, el estudio, Agricultura en el TTIP: aranceles, cuotas arancelarias y medidas no arancelarias, deja entrever qué parte gana: "En general, las ganancias bilaterales y las exportaciones netas con el TTIP llevan a aumentar la producción agrícola en EEUU. El aumento de las exportaciones agrícolas también conduce a un aumento de precios agrícolas. Pero para la UE, el aumento de las importaciones conlleva un descenso de los precios agrícolas".

El TTIP con la reducción o eliminación de los aranceles llevaría a los agricultores europeos a una mayor competencia internacional frente a las compañías agrícolas norteamericanas. Ambas medidas, la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias, provocarían una mayor concentración de poder económico en manos de las corporaciones del negocio agrícola a costa de los agricultores y consumidores.

Las granjas europeas, además de ser más pequeñas que las explotaciones norteamericanas, deben atenerse a unas regulaciones y normas más estrictas. Si el TTIP se llevara a cabo según está planeado, dañaría peligrosamente los intentos de reformar la política agraria europea sobre un asentamiento sostenible, social, económica y medioambientalmente. Supondría también el final de los pequeños circuitos creados entre productores y consumidores, así́ como el necesario apoyo para los sistemas de alimentación local y regional. En su lugar, la competición con los agricultores norteamericanos nos llevaría a la aceleración de la concentración de la producción agrícola en unas pocas corporaciones, a la reducción de trabajadores del sector agrícola y consecuentemente, a un mayor porcentaje de desempleo.

El eurodiputado y portavoz de los socialistas belgas en el Parlamento Europeo, Marc Tarabella, fue el primero en acceder al estudio a mediados de diciembre. En una carta enviada la pasada semana al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, Tarabella pide ahora una reacción de las instituciones al informe pero también finiquitar las conversaciones, y con ellas, el TTIP. "Por boca de los propios norteamericanos, los europeos no tenemos mucho que ganar. Este estudio viene a decirnos que debemos cesar las negociaciones con EEUU para no sacrificar ni la agricultura ni la ciudadanía europeas". El Partido Socialista belga, junto con sus colegas franceses, votó en contra del informe de opinión del TTIP en julio provocando un cisma en la bancada socialista del Parlamento Europeo. Mientras que sus compañeros del PSOE votaron junto al PP y C's a favor del informe.

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