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En 1924 España localiza y compra en Gibraltar 26 barcazas K procedentes de los excedentes aliados de la malograda operación de desembarco en Gallipoli

La interesante historia de las “Barcazas K” a la vista de todos en el Museo Militar

melillahoy.cibeles.net fotos 1520 Barcazas

Como cada mes el centro museístico militar ubicado en la zona más elevada de Melilla al Vieja y abierto de forma gratuita para todos los interesados en ampliar sus conocimientos sobre la historia militar de Melilla y su entorno, ofrece cada mes la pieza destacada de su patrimonio histórico. En esta ocasión, se trata de las denominadas "Barcazas K". Este fondo se puede observar en la Sala Permanente del Museo Histórico Militar de Melilla de martes a domingo en horario de 10:00 a 14:00 horas. Las Barcazas K fueron utilizadas en la Primera Guerra Mundial como medios especiales de desembarco, en el asalto al Estrecho de los Dardanelos, en la península de Gallipoli que las fuerzas aliadas realizaron y que acabó en un estrepitoso fracaso que a punto estuvo de acabar con la viabilidad conceptual de las operaciones anfibias.

Con motivo de los acontecimientos ocurridos en el Protectorado Español en Marruecos, que acabaron en el Desastre de Annual en el año 1921, España planea un desembarco en el corazón del territorio perteneciente a las cábilas rebeldes. Para ello, en 1924 localiza y compra en Gibraltar 26 barcazas K procedentes de los excedentes aliados de la malograda operación de desembarco en Gallipoli.

Capacidad y autonomía
Las barcazas K eran unas grandes embarcaciones con capacidad para albergar hasta una fuerza equivalente a dos compañías (unos 300 hombres), con un desplazamiento de 300 toneladas, una eslora de 30 m, manga de 6,5 m, y calados, a proa de 0,30 m, y a popa de 1,30 m, acomodando a los soldados en bodega, y en caso de necesidad en cubierta también. Montaban a proa una rampa para facilitar el desembarco tras la varada. Estaban propulsadas a motor de forma que en condiciones de buena mar llegaban a dar ocho nudos, aunque su escasa autonomía provocaba que tuviesen que ser remolcadas hasta unos 1000 metros de la playa, momento en que eran largados los remolques de forma que las barcazas alcanzaban la playa por sus medios.

Su dotación habitual consistía en un contramaestre, dos maquinistas, dos fogoneros y diez marineros; en operaciones de desembarco, tomaba el mando un alférez de navío.

Vigencia
Dichas barcazas, numeradas de la K-1 a la K-26, se revisan, se reparan, algunas son blindadas y otras son modificadas en sus rampas con el fin de permitir el desembarco de carros de combate, o de material pesado.

Durante 1926 y 1931 se dan de baja respectivamente quince barcazas debido a su mal estado. En 1932, quedan ocho unidades adscritas al Arsenal de Cartagena, siendo principalmente usadas como elementos del tren naval.

Durante la Guerra Civil fueron utilizadas para las operaciones de desembarco realizadas por los republicanos en las islas del Archipiélago Balear que quedaron en el bando franquista (Ibiza, Formentera, Cabrera y Palma de Mallorca).

En los años sucesivos son dadas de baja debido a su deteriorado estado.

Es así como desaparecen las barcazas protagonistas de uno de los asaltos anfibios más espectaculares y mejor culminados de los conflictos contemporáneos.

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Redacción

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