En un reciente programa de televisión en el que se hablaba sobre la pobreza y desigualdad que existe entre los países pobres y los ricos, se lanzaba la siguiente pregunta: ¿no será hora de que Jesús de Nazaret regrese?, pues hace 2000 años que Jesús vino por los pobres y desfavorecidos no estando jamás entre los ricos, los sacerdotes o los poderosos de su época.
El que “oficialmente” se le siga manteniendo desde hace siglos colgado de una cruz, muerto, mudo e impotente puede ser una explicación de porqué muchas personas creyentes, hayan perdido la esperanza de esa promesa que él mismo hizo.
Resulta paradójico que el mundo que dice ser cristiano siga creyendo que sólo en el pasado existieron profetas y personas iluminadas. Sin duda que la advertencia sobre los falsos profetas es cierta, pero igual de cierta es también la medida para identificarlos: “Por sus frutos los conoceréis”. Desde hace más de 40 años se están viendo los frutos de Gabriele, la profeta y enviada de Dios para nuestra época, a través de la cual el Espíritu eterno habla en la actualidad fuera de las instituciones eclesiásticas. Hoy nuevamente es posible comprobar que el Creador siempre tiende su mano a la humanidad a través de sus profetas, así también en esta época. Y para ese Espíritu creador los derechos humanos son tan importantes como los de la Naturaleza con sus plantas y animales, ya que en Él todo es uno y tiene un mismo origen.
