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La calma actual, ¿preludio de una nueva tormenta?

Francisco Robles

Tras trece millones y medio de casos, de los que tres millones fueron personas de más de 60 años, y más 115.000 fallecidos –faltan otros 50.000 muertos que las estadísticas nacionales enmascararon con sus cambios de criterios-, la evolución de la pandemia en España sigue una clara tendencia a la baja, y por lo tanto a su control, que no significa hacia su desaparición; en ello España no es original, ya que ocurre algo similar en el resto de Europa y se podría decir que también en el resto del mundo. No obstante, se sucederán situaciones de picos epidémicos –aislados y “autocontrolados”-, que es normal que se den, ante la vastedad de la geografía mundial y las diferencias socioculturales –y económicas- de los pueblos que la habitan.

Dos tercios de la población española, vive en regiones con una incidencia acumulada por debajo de 100 en mayores de 60 años –un tercio convive con un dato inferior a 50-, lo que es francamente un signo positivo en el logro del control de la epidemia; sólo en el norte de España –y en concreto en Castilla-León-, se ven nubarrones que hacen plantearse el mantenimiento de las medidas preventivas de índole personal.

En Melilla la situación sigue esta tónica, y más allá de hechos puntuales como el aumento del índice acumulado de casos –muy variable y sujeto a una actividad asistencial no homogénea-, los indicadores de afectación de la actividad asistencial como las tasas de ingreso por Covid-10, o de ocupación de cama hospitalaria y de U.C.I., reflejan una situación muy por debajo de la media nacional; pero ello no debe impedir mantener la vigilancia y las medidas de control, y para recordárnoslo están los 168 fallecidos en nuestra ciudad, dos en las últimas semanas.

El otoño lleva ya un mes con nosotros aunque no se haya notado en la climatología, pero esto va a cambiar en las próximas semanas-lo que es de desear-, y la lluvia se enseñoreará de nuestra piel de toro –lo siento por el puente de todos los Santos-; eso significa que volverán las tertulias a los interiores, y con ello las aglomeraciones, pieza clave en la trasmisión de la Covid-19, y que este año tiene un aliado en el virus de la gripe, que vuelve tras casi tres años de ausencia. Por esto es fundamental vacunarse, de la gripe y también con la dosis de recuerdo frente a la Covid-19. 

Las más de 108 millones de dosis de vacuna administradas en España, que supone el que 40 millones de españoles tengan la pauta completa de vacunación, ha sido una de las estrategias fundamentales para el control de la epidemia, junto a las medidas de índole personal y que personalmente creo no deberíamos abandonar totalmente –sobre todo el uso de mascarilla en ascensores y lugares cerrados con alta ocupación humana-, al menos hasta que pase el período de riesgo epidémico –estimado hasta enero de 2023-.

Pero lo fundamental es vacunarse, más si se decide no observar las medidas de protección personal, tanto por nuestra salud como por la de las personas próximas –familiares, compañeros de trabajo,..-, y aquí hago una mención especial a los sanitarios. ¡No hay excusas!

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