El inspector de Policía Francisco Buenaposada Moya va a tardar en olvidar su último día en la Jefatura Superior de Melilla, a la que ha dedicado más de 28 años de su vida. Con motivo de su jubilación, sus compañeros le dedicaron una sonora ovación en plena calle y le hicieron un paseíllo de honor que el sorprendido agente. La emoción solo pudo ser correspondida con emociones gestos de agradecimiento, dando así a entender que se lleva el cariño de los compañeros y que el aprecio es mutuo.
El inspector ingresó en el Cuerpo en el año 1976, prestando su servicio en diferentes lugares de España, hasta que en el año 1991 lo hizo en la Jefatura Superior de Policía de Melilla. Años después ascendió a Subinspector de Policía, que le conllevó un cambió de destino hacia el País Vasco.
En 2001 regresó a Melilla, donde, además de formar parte de la Brigada de Seguridad Ciudadana, dirigió como jefe uno de los grupos que forma la Brigada de Policía Judicial, instruyendo y resolviendo importantes operaciones contra delitos económicos y violentos. Francisco ingresó en el cuerpo como policía y ascendió hasta la escala ejecutiva en la que ha terminado su carrera.
