José Heredia da un paso más en su investigación sobre del origen del Pueblo gitano en Melilla. En su libro ‘Con nombre propio’ revela el hallazgo del acta de defunción de la primera gitana de la que hay constancia en la ciudad, quien falleció en esta tierra en 1.635. El guitarrista e investigador, harto de estereotipos, se propone trazar a través de las páginas un retrato fiel de su comunidad, recogiendo sus sentimientos, costumbres y tradiciones, para lo que ha recurrido a los testimonios de los propios protagonistas. Aunque Heredia afirma que los gitanos se sienten plenamente integrados en la sociedad, señala que todavía falta reconocer de forma oficial la cultura de su Pueblo, después de siglos formando parte de la historia de Melilla.
Los gitanos son una parte imprescindible de la historia y la cultura de la ciudad. Así lo reivindica y demuestra el investigador José Heredia, quien hace años se propuso hallar el origen de su comunidad en Melilla. ‘Con nombre propio’ es el libro que ha publicado recientemente, cofinanciado por el Instituto de las Culturas, en el que se revela que la primera gitana de Melilla falleció en la ciudad en 1.635. En sus páginas, además, Heredia traza un retrato de su Pueblo sirviéndose de los testimonios de gitanos y gitanas mayores, claves para configurar la historia de una comunidad que, como Heredia señala, tiene nombre propio.
-En su libro ‘Con nombre propio’ revela que la primera gitana que aparece en los documentos históricos de Melilla falleció en la ciudad en 1.635, ¿qué se sabe de esta mujer?
-Efectivamente, el documento más antiguo que hay en la ciudad sobre personas gitanas es del 17 de marzo de 1635. Se trata del acta de defunción de una mujer a la que se refiere como María La Negra. En el documento se le describe como una gitana negra, esclava del alcalde que había en aquel momento en Melilla. Durante los siglos dieciséis y diecisiete se impusieron muchas normas que iban en contra de los gitanos por su habla o su forma de vestir, entre otras cosas, y quienes no las acataban eran castigados. María llegó a Melilla para cumplir con su condena y, según se puede leer en su acta de defunción, fue asesinada por un moro en 1.635.
-¿Qué supuso para usted encontrar el acta de defunción de María ‘La Negra’?
-Fue toda una vuelta de tuerca. En anteriores investigaciones databa la presencia de los gitanos en la ciudad en 1884, con la familia Núñez-Núñez. Son casi dos siglos que se retrocede en el tiempo. Para mí fue sobre todo una satisfacción enorme, porque este dato implica que los gitanos llevamos siglos formando parte de la historia y cultura de de Melilla.
-¿Y por qué decidió investigar sobre el origen de los gitanos en Melilla?
-Yo me sentía con el compromiso de formalizar el retrato de nuestra comunidad en Melilla. Hasta entonces no había nada escrito en la ciudad. Siempre me había preguntado cosas, como cuándo empezaron a llegar las familias gitanas, por qué se asentaron en determinados sitios, o de dónde venían ciertos apodos. Quería investigar y demostrar tolo lo que hemos aportado a esta ciudad, que es mucho, y ayudar a conservar buena parte de nuestra historia.
-En su libro también trata de desmontar algunos estereotipos que se han extendido sobre la comunidad gitanas. ¿Cuáles hacen más daño?
-Lo peor es la generalización. Ocurre muchas veces en las noticias, por ejemplo, cuando en el telediario dicen que “ha habido una pelea entre clanes gitanos”. También hay programas de televisión que alimentan los tópicos de los gitanos, porque graban a una familia y luego venden el producto como si ese fuese el estilo de vida de todos los gitanos. La misma RAE recoge a día de hoy en la definición de la palabra ‘gitano’ que somos personas de malvivir. Con mi libro quería desmontar esos estereotipos, porque distan mucho de nuestra realidad.
-¿Le indignan aquellos programas en los que se vende una imagen ostentosa de su comunidad?
-Pues sí, me sientan mal. De hecho, intento no ver ese tipo de productos porque no me representan, ni a mi familia, ni a mi comunidad. Los ‘Gipsy Kings’, por ejemplo, no muestran la realidad tal y como es. No digo que los protagonistas no vivan así, pero desde luego no es lo común. Entiendo que la televisión lo que busca es audiencia, pero no se puede vender un programa como si representara una comunidad.
-¿Cree que la sociedad se traga esos estereotipos?
-Yo creo que sí, porque a mí me han llegado a preguntar por la calle si ciertas cosas que veían en la tele eran verdad. Siempre tengo que explicar que puede que haya familias que vivan así, pero que desde luego yo no soy como muestran en la televisión, ni lo son la mayoría de los gitanos.
-Precisamente, su libro contiene varios apartados con los que trata de retratar cómo son los gitanos realmente…
-Pues sí. Después de realizar cerca de cuarenta entrevistas a gitanos y gitanas mayores, de entre 70 y 90 años, pude redactar una descripción de la comunidad basándome en lo que ellos mismos me decían. Los gitanos son personas alegres, trabajadoras, muy comprometidas con la familia y, sobre todo, muy solidarias. Siempre estamos dispuestos a ayudar a quienes lo necesitan.-¿Qué otras conclusiones extrajo tras todas esas entrevistas?
-Quiero aclarar que muchas de las personas a las que entrevisté eran gitanos y gitanas que vivieron en Melilla pero se marcharon a otras ciudades. Todos, los que se fueron y los que no, coincidían en que siempre se han sentido muy integrados en la sociedad, y en que nunca se han sentido diferentes por el hecho de ser gitanos. Es más, aquellos que viven fuera guardan a Melilla en su corazón. Recuerdan con especial cariño la Plaza de España, el Parque Hernández o las barracas, cómo vivían en casas de chapas y madera, pero siendo muy felices y alegres. También es cierto que algunos mayores me decían que tienen una espinita clavada en el corazón porque en Melilla se habla solo de cuatro culturas oficiales.
-¿Cómo se podría integrar oficialmente la cultura gitana en Melilla?
-Bueno, he de decir que gracias al trabajo de investigación que hice hemos conseguido que nos tengan más en cuenta en los actos oficiales. El Día de Melilla participé representando a mi comunidad y para mí eso fue una gran satisfacción. A mi parecer, se debería reconocer oficialmente la cultura gitana. Que Melilla sea la ciudad de las cinco culturas, y no de las cuatro. Creo que la mejor forma de reconocerla sería ponerle el nombre a una calle de algún gitano o gitana mayor, que haya sido un referente entre la comunidad melillense. Por otro lado, también creo que la Ciudad debería participar destinando parte del presupuesto a la celebración del Día del Gitano, que es el 8 de abril. No sólo para que haya algún espectáculo, sino para divulgar las distintas facetas de la cultura.
