No hay feria melillense que no se moje y así ocurrió en la de 1996. En la madrugada del primer día de feria descargó una fuerte tromba de agua que obligó a los visitantes a las casetas a regresa a casa para evitar quedar empapados. La lluvia se inició a las doce de la noche, dejando a su término grandes charcos y destrozados farolillos. La jornada había comenzado con buen pie, y es que tras la inauguración, la misa rociera en honor de la patrona se desarrolló sin incidentes y con gran afluencia de público.
La polémica de esos días seguía siendo la gran superficie. El Pleno de la Asamblea se reunía ese lunes para votar la propuesta de un gran centro comercial en San Lorenzo. Varios diputados del PP, comerciantes por más señas, no acudirían a la sesión.