Hace 15 años

Juan José Imbroda, presidente de la Ciudad, afirmaba, ante las quejas de Binter, que hasta entonces nadie había puesto en duda la seguridad de los aviones y añadía que si hubiera motivo o temor ante el necesario nivel de garantías en tal sentido, "le habríamos quemado los aviones". Indicaba que la empresa debía renovar la flota, reducir ruidos, los precios y los retrasos.

Con dos años de retraso, justo el tiempo transcurrido desde que el arquitecto Mateo Bazataquí recuperara el Fuerte de Rostrogordo, la empresa Solimel ya disponía oficialmente del camping y complejo de ocio de la histórica instalación. Una amplia representación del equipo de gobierno, con el presidente de la Ciudad a la cabeza, el delegado del Gobierno y representantes territoriales, arroparon el acto.

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