El GIL decidía no renunciar a la posibilidad de mantener negociaciones con el gobierno y la oposición al mismo tiempo. En tres días esperaba fijar una postura definitiva, tal y como le reclamaban el PP y la UPM, partidos que habían supeditado cualquier avance en las conversaciones que mantenían a que los gilistas aclarasen cuales eran sus preferencias. El GIL, además, entraría a partir de entonces en un proceso de reestructuración interna destinado a convertir a esta organización en un verdadero partido localista.
Dragados y Antonio Moreno continuaban con los trabajos para dotar a la Granja Agrícola de un nuevo cerramiento. La previsión era que las obras concluyeran en diciembre, logrando que los 365 millones de pesetas invertidos dotar al lugar de un moderno perímetro.