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Guelaya pide soluciones al vertido de aguas fecales que desembocan en nuestras playas cada vez que llueve

Los ecologistas aseguran que todavía siguen esperando respuesta de la denuncia interpuesta a la Dirección General de Costas en febrero de este año.

Guelaya Ecologistas en Acción ha denunciado ante los medios que el pasado sábado, 27 de mayo, se vertieron miles de litros de aguas fecales en la ensenada de Melilla, “un vertido que se repite cada vez que llueve y que nadie parece capaz de solucionarlo a pesar de sus graves consecuencias”, han apuntado, recordando que el anterior vertido ocurrido febrero, fue denunciado por Guelaya a la Dirección General de Costas y “aún está sin respuesta”.

Los ecologistas aseguran que el vertido del sábado es especialmente grave, porque inunda y contamina la totalidad de la zona de baño de las tres playas más importantes de Melilla y que, además, el vertido de fecales ha extendido su rastro por la arena de todas las playas en forma de lagunas “de agua oscura y maloliente” que dejan una capa negra en la arena conforme se van secando.

En 2017 Melilla pagó 2 millones de euros a la empresa Ferrovial para mejorar la tubería que une la estación de bombeo del río de Oro con la depuradora. Buena parte de este dinero provenía de fondos Feder.

Guelaya pide a los responsables de aquella obra que expliquen por qué los fondos públicos parecen no servir para solucionar problemas recurrentes.

Mientras decide denunciar este nuevo vertido, la Asociación plantea una serie de cuestiones de urgencia a la administración, como, si se va a prohibir el baño hasta que se garantice la salubridad de las aguas; si se retirará la arena contaminada; si se van a retirar las banderas azules de las diversas playas de la ensenada, evitando así, de paso, “contribuir a las muchas dudas que plantea este galardón” o si se va a plantear alguna vez una solución a estos vertidos.

Los ecologistas señalan que para comprobar la toxicidad de estos vertidos no hay más que observar la desembocadura estos días en adelante. “Por experiencia sabemos que mientras persisten las aguas oscuras en el estuario, desaparece todo rastro de vida, y lo único que sobrevive son las larvas de mosquitos, que se desarrollan en su particular paraíso tóxico sin ningún enemigo que pueda acabar con ellas”, han aclarado.

Las aguas claras provenientes de las surgencias del río, que son las únicas que van purificando poco a poco el estuario y hacen que vuelvan las aves y anfibios que devoran a estos mosquitos, son tragadas en su mayor parte por la alcantarilla que hay un poco más atrás de la desembocadura. “Todo un despropósito que ejemplifica el desastre de gestión del tramo urbano del río que han realizado todas las administraciones hasta ahora”, critica.

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Rosa Mª Martínez

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