Olvidando que la retórica y su compañera la dialéctica, nacieron en Grecia para fundamentar la democracia, observarán que hoy en día, casi todos los políticos practican la anáfora, la que repite innecesariamente las palabras en los discursos, creyendo ellos que dan mayor sonoridad y ritmo al párrafo en que la emplea: “Tiene talento, tiene una familia que lo quiere,…
… tiene una salud de hierro…”; cuando lo suyo sería: “Tiene talento, una familia que lo quiere y una salud de hierro…”, y se acabó. Algunos de los que nos representan en el Congreso, en sus discursos incluyen, como salsa principal, las “coces” y flatos malolientes entre apretones de letrinas. Hay otros que se creen buenos oradores de facundia y chistes malos, cuando son solo chirles en la amplitud de la palabra.
Hay veces que siento la curiosidad de saber si dicen la verdad, cuando los veo, con sus máscaras amables, todas llenas de falsas empatías, con sonrisas de piños arreglados y blanqueados, la jeró recién lavada, el pelo aceitoso hacia atrás, oliendo a colonia de marca cara, justificando lo injustificable, y además creyéndose que los ciudadanos, mondos y lirondos, somos gilipollas. Claro que no van a decir que el pueblo, usted y yo, estamos subsidiando, con nuestros curros e impuestos, la prosperidad de los que poseen grandes cantidades de pasta gansa, y también lo que ellos, con esos “peasos” de sueldos, perciben cada mes, por ser trabajadores nuestros (sic). Porque saben muy bien que están ahí, con sus culámenes en las poltronas gracias a nuestros votos. Al mismo tiempo, a todo el mundo le agradaría verlos pronunciar sus discursos con flores recién cortadas, con gotitas de agua en sus bellos pétalos, y no como flores de verdura de col, apestosas en su hervores, tan fúnebres como las de plástico en una lápida, inertes y frias.
Hace unos días Rajoy en Galicia decía que si a él le han votado ocho millones de ciudadanos, para no defraudarlos, debe intentar gobernar; pero claro eso si Sánchez sigue en sus trece al preguntarle, “qué parte del NO, no ha comprendido”. Yo a los dos, parafraseando a Mitterrand, bueno más bien a “Los cuatro jinetes de la poca vergüenza”, les hago la siguiente reflexión: Si los franceses hacen huelga los lunes, porque les suben el pan; los martes se manifiestan porque ganan poco; los miércoles protestan por la falta de libertades; los jueves queman nuestros camiones en la frontera (esto último es mio). Y el domingo… votan a la derecha, mi pregunta es: ¿Los jubiletas y viudas de 600 euros al mes, muchos tiesos, compatriotas nuestros, que siempre votan a la derechona, aún no saben cómo está dejando Rajoy la hucha de las pensiones, de tanto meterle el cuchillo por la ranura al cerdito, que tanto trabajo ha costado ahorrar?. Según nuestro RAE, una incógnita es como un concepto, un suceso, un comportamiento que no se comprende, cuyas causas se desconocen, especialmente si es objeto de análisis u observación. Pues bueno, que alguien lo analice, porque la verdad es que no entiendo esos ocho millones que “D. Tancredo Rajoy”, se ha metido entre pecho y espalda a la “remanguillé”.
Y de Rita qué, ¿parafraseará el dicho que lleva su nombre: “Rita la Cantaora”?. Algunos creen que iba a ser como María Callas, cuando la vimos abrazada a uno de los suyos, y a media voz le decía al oído: “¡Queeé hostia!, ¡queeé hostia…!. Y la verdad que fue una grande y soberana hostia la que le endiñaron a la pobrecita en toda la jeró, (léase en las urnas). No sé, pero creo que nos vamos a quedar con las ganas de oírla; y la verdad que sería una lástima, con lo bien que interpretaría a “Violeta”, en “La Traviata”. ¡Ay!, que bonita ópera. Les recomiendo, cuando tengan tiempo, que escuchen el preludio de esa gran obra de Verdi.
