William Sharkespeare pensó: Lloramos al nacer por que venimos a este escenario inmenso de dementes. ¡Dios mío! Se puede tener tanta maldad y he pensado : El niño que fuimos se sentiría orgulloso de lo que somos ahora? Anónima No quiero culpar de nada ni a nadie de estas guerras de venganza ni quienes son los causantes pero por favor paremos las guerras: Dialoguemos cedamos si es que en algo creemos, tanto unos como otros en que solo existe un Dios y olvidémonos de ellas
Tal vez unos y otros tengas razón pero frenemos como dice el Papa Francisco con tantos horrores. Y pensemos como acabar con esos malignos, no se como llamarlos , endiablados , que envenenan todo bienestar , su ley y Dios es el machete, velemos por esos seres atormentados.
Velemos por tantos hombres , mujeres , periodistas, niños…Por esos pueblos arrasados donde no existe orden de llegada todo es tumulto todo es huir, ¿ a donde? Sin comida sin hogar donde esperan la muerte sin despedida , nunca llegare a expresar tanto horror. A veces peco y créeme mi Dios si te pregunto; ¿por que estas tan lejos?…
No se a que raza y religión pertenecía esa despavorida madre no logro y no puedo borrarla de la pizarra de mi mente.
Solo que la vi con su bebe en los brazos corriendo entre miles de obstáculos , bloques de piedras, muebles , andrajos , el manipulaba sus flácidos pechos buscando alimento y solo encontraba el amor que ella derramaba y el que nunca se acaba
Y corría , saltaba escucha las bombas abraza su hijo que duerme sin nana solo con su vacías teta y con sus plegarias. De pronto el cañón los traspasa los dos se desangran y yo me pregunto ante tanto espanto ¿ que malo habéis hecho en este mundo tan sagrado para con vuestra sangre regarlo? ¡Que ironía! La madre y el bebé sonreía pienso que la Madre de Dios los recogía… Me vuelvo al tumulto, tengo el mundo en mis dedos y en mis oídos repican las palabras de Jesús Quien maltrata un niño , jamás jamás entrara en el reino de los cielos, Jesús decía a sus discípulos dejad que los niños se acerquen a mí, pues de ellos es el reino de los cielos. ¡Pobres misioneros hombres mujeres , seglares de todas las razas y credos! Crean en su Dios o no crean en nada pero dan con su amor mantas de comprensión y todo saben que al final del sendero esta la libertad , como dice el libro del Zen, hasta entonces , paciencia. Me siento impotente solo rezo y pienso que entre todos hemos decididos acabar con el mundo y con esa flor tan delicada que es el niño.
