De nuevo, hoy y ya van muchos años, nos citamos todos los que de una forma u otra estamos implicados contra el cáncer, y más concretamente contra esa cruel enfermedad que es el cáncer de mama; porque hoy es el Día Mundial contra el Cáncer de Mama.
Hoy se persiguen varios objetivos y me daría por contento si, al menos, en uno de ellos avanzáramos. Uno es la información y divulgación entre la población general de esta enfermedad; otro es sensibilizar a los profesionales sanitarios ante el cáncer de mama -especialmente en el sentido de que conozcan y usen las herramientas diagnósticas y terapéuticas adecuadas que existen-; y otro, tal vez el más importante, el sensibilizar a la población más afectada por este tumor -mujeres entre 45 y 65 años-, y con ello lograr que participen en las campañas de detección precoz que el sistema sanitario público les ofrece.
Cada paso que se dé frente al cáncer supondrá un avance, pero los especialistas han cifrado que ese paso figurado en prevención supone un descenso de la incidencia de 1-2 %, mayor que lo supondría avanzar en aspectos como la terapia o el tratamiento de sus secuelas. Ese 1 o 2% supondrá que de esas 25.000 mujeres que lo padecen anualmente en España, 250 más se salvará de padecerla; imagínense lo que supondría dar dos o tres pasos, ¡podrían ser hasta 1.000 mujeres!
Por ello debo insistir en su prevención y su diagnóstico precoz, que condicionan su pronóstico vital y supervivencia. Y para ello debo de nuevo llamar a la conciencia de estas mujeres y de sus familias para que participen en las campañas, sobre todo en ellas. Los datos son positivos, en 2014 y 2015 la participación fue del 51%, cuando en años anteriores raramente superamos el 33%; pero no debemos ser autocomplacientes y seguir insistiendo que es la mejor herramienta que tenemos para luchar contra esta enfermedad.
Esta buena evolución me anima a reiterar mis palabras del año, y recordar que, con la puesta en práctica de la convocatoria desde su equipo básico de salud y más en concreto por su personal de enfermería, se ha incrementado la participación, pero es claro que ello es insuficiente.
Por estos motivos, hoy se debe de hacer una llamada a la concienciación de la mujer, en especial de la mujer musulmana, y del esposo, hijos y familiares de esa mujer que, estando en riesgo, no participa en la campaña. Todos debemos ser conscientes de que el paso mayor y más decisivo es el de participar en estas campañas, después vendrán los tratamiento, la cirugía, el apoyo psicológico, etcétera.
