Pide que en la etapa veraniega se amplíe el horario ya que apetece estar por lo menos hasta la caída de la tarde Los jardines y parques públicos ofrecen a los ciudadanos la oportunidad de disfrutar de pequeñas parcelas de naturaleza en los centros urbanos de las poblaciones y ciudades. En base a eso, los espacios verdes cada vez son más demandados por una ciudadanía que se ve avocada en sus calles y barrios a soportar la denominada urbe con sus ventajas y sus inconvenientes. Y se bien es cierto que las consecuencias del progreso aportan muchos beneficios en cuento a determinados aspectos de calidad de vida, como pueden ser la mejora de los transportes o las más modernas y útiles infraestructuras urbanas, entre otras cosas, también es cierto que nos someten a numerosos inconvenientes entre los que destaca la contaminación. De ahí la demanda progresiva de parques por parte de la población. Y en este sentido un usuario del parque Lobera se queja de que en pleno verano su horario de cierre es sobre las ocho de la tarde. “Un hora, -dice-, que es en cierta forma lógica para el invierno, pero en esta época apetece disfrutar hasta más tarde del fresquito que ofrece el lugar a la caída de la tarde”.