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Ventana al mundo

El voluntariado y sus retos

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El voluntariado es el ejerciciocoherente de los valores propios de la solidaridad frente a la marginación, la pobreza, el hambre, la falta de salud, la ignorancia y, sobre todo, el egoísmo. Poco a poco, a lo largo de estas últimas décadas, la sociedad civil ha ido tomandomayor conciencia, afortunadamente, de esos muchos graves problemas que atañena…

… una gran parte de la Humanidad. Ante el desamparo, la miseria, la soledad, lapersecución o la migración obligada, se han ido organizando y desarrollando organizaciones que encauzan un voluntariado laico en prácticamente todos lospaíses, tras siglos de una acción esencialmente limitada a misioneros de diversasconfesiones, los cuales ejercían y siguen ejerciendo una muy meritoria labor humanitaria,aunque insuficiente ante la magnitud de las necesidades actuales.

El voluntariado en el siglo XXI aparece principalmente como unaempresa propia de la generosidad de los jóvenes y, entre ellos, un número cadavez mayor de universitarios, muchos de todos ellos dispuestos a servir fuera desus respectivos países. Sin embargo, en nuestros díastambién aumentanprogresivamente las personas mayores voluntarias dispuestas a prestar múltiplesservicios en el entorno donde viven, empezando por ofrecer la mano tendida de lacompañía en amistad, además de gentes de toda edad y condición que hacenaportes económicos a favor de organizaciones no gubernamentales voluntariado. También las administraciones públicas son cada vez más proclivesa legislar y contribuir fondos públicos a favor de la acción del voluntariado,vigilando desde luego los potenciales abusos. Sin embargo, el reto del voluntariado en el siglo XXI apenas está emergiendo aún ante un mundo en rápido y profundo cambio y ante la deseable sociedad global enciernes que puede llegar a habitar nuestro planeta.

De cara a ese futuro, conviene subrayar ante todo que la dignidad humana esconsubstancial a la condición del hombre. Por lo tanto, todos y cada uno denosotros tiene el grave deber de solidaridad y el derecho de contribuir para quetodos puedan vivir en plenitud, cualesquiera que sean las condiciones o circunstancias. Además, la dignidad humana exige por definición el plenoejercicio de los derechos humanos, empezando por cubrir las necesidadesbásicas, intrínsecas al hombre, tales como la salud, nutrición, convivencia,seguridad, vivienda y trabajo apropiados, en un clima de desarrollo cultural,social y económico sostenible. A su vez y a tales fines todos necesitamos deprogresivos niveles de educación así como un aprendizaje permanente, es decir,una formación en actitudes, hábitos y saberes que nos ayuden en hacer realidad esosderechos, deberes y empeños, evitando y superando la violencia, la intolerancia,el egoísmo y la ignorancia. Ese sueño o utopía es un objetivo posible que debemarcar el futuro caminar de la Humanidad.

Sin embargo, las disparidades entre países y en el seno de los mismos van enacelerado aumento. Por de pronto, la pobreza se está extendiendo y convirtiendoen uno de los principales desafíos de este milenio. La pobreza es lacausa y el resultado de un incremento espectacular de las desigualdades odisparidades por doquier. Mientras una minoría de la población mundial vive enla comodidad material, sin gran preocupación moral ni intelectual, unaaplastante mayoría de pobres (muchas veces sumergidos en auténtica miseria) que apenas puede sobrevivir.

Ante tanto desafío, fomentar la búsquedade la paz y extender la cultura de la paz es absolutamente imprescindible. Sinembargo, la paz autentica –es decir, una paz activaversus una paz pasiva– solose produce y subsiste cuando está basada en el respeto de la justicia para con loshombres, individual y colectivamente considerados. Se trata, por lo tanto, deponer lo mejor del espíritu humano al servicio de la paz, conscientes de que laguerra y la violencia surgen cuando se niegan los principios democráticos dedignidad, igualdad de derechos y deberes, justicia y respeto mutuo de loshombres. En ese sentido, la paz al igual que la libertad son indivisibles,cualquiera que sea el principio pisoteado. Sentirse libre del miedo, sin amenaza ala seguridad personal, sin terrorismos sanguinarios ni intromisión a la intimidad,protegido en el ejercicio de todos los derechos y deberes humanos, forma parteinseparable de la paz y de la libertad. La reflexión esencial que tenemos que hacernos ahora es en qué medida hemos sido educados, formados e informados, para conseguirmovilizar nuestras respectivas conciencias, individuales y colectivas, a fin deejercer la solidaridad y lograr paliar tantos graves problemas, empezando porparticipar activamente, de una u otra manera, en el voluntariado en cuantoexpresión tangible de nuestro espíritu, voluntad, disponibilidad y contribuciónesforzada al servicio de los demás. Tal es la gran esperanza cara al futuro.

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