Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Buenos días

El vestido rosa

La anciana rezaba como todas las tardes.

-Padre Nuestro que estás en los cielos…

De pronto una voz, se dejó sentir en el silencio del interior de la pequeña iglesia. Una voz profunda, agradable, que con tono un poco irónico dijo:

¿Y tú cómo sabes que estoy aquí?

La anciana no se asustó. Eran ya muchos años para asustarse de nada. Dejó la letanía de su oración y contestó parsimoniosamente:

-Porque me lo ha dicho el cura.

-Y… ¿Qué sabe el cura? Siguió la voz en el mismo tono que al principio.

-¿Y qué sabe nadie? Dijo la vieja acordándose de «El loco de la colina».

Eso. Qué sabe nadie, reiteró la voz, a la cual se le notaba una mijita de cachondeo.

Pues eso digo yo. Qué sabe nadie de nada Argumentó de nuevo la anciana secándose el moquillo, con un pequeño pañuelo con olor alcanfor y a rosas secas.

-Entonces:¿ Por qué dices Padre Nuestro que estás en los cielos? La voz la interfirió burlonamente.

¡Hombre, ¡Porque yo creo que en algún lado deberás estar! Si no te pasa como a mí. -La vieja dio un suspiro.

-¿Y qué te pasa a ti? – preguntó la voz interesada.

La vieja extrañada devolvió la pregunta:

¿Pues no lo sabes tú todo?…

Sí. Pero quiero que me lo cuentes.

Alguien se sentó al lado de ella. La anciana miró y vio el sitio vació. Lo achacó a los achaques de su vejez Sin inmutarse prosiguió

Pues ya ves. . ¿Qué me va a pasar?…Que no me dejan ya pasar en ningún sitio.

– ¡Cómo que no te dejan pasar!…exclamó con cierto asombro la voz.

No me dejan pasar, porque estoy como una pasa. -Añadió la vieja sonriendo tristemente.

-¿Y qué pasa?… la voz preguntó de nuevo.

-Pues es lo que pasa, que ya estoy vieja.

´-Más viejo soy yo y no me quejo, añadió la voz serenamente.

La anciana volvió de nuevo a no ver a nadie. Continuó: Sí, pero a ti no se te ve. Y ya se sabe, ojos que no ven…

Sin embargo, yo te veo guapa y de buenas hechuras. Vamos, que estas más frescas que una rosa. -La voz sonrió dulcemente.

-Uyyy. No me digas eso, que me voy a poner «colora«. -La anciana dobló cuidadosamente su amarillento pañuelo perfumado. Ya no tengo edad para estas cosas, dijo.

-¿Edad?… ¡Anda mujer no digas tonterías!…Lo que vale es el espíritu joven, lo demás no cuenta. -La voz le sonaba un poquito más cercana.

-¡Eso sí!, -dijo la vieja- Tu quieres creer, que por dentro me siento, como si tuviera diez años. Vamos, que ahora mismo, me estoy acordando de cuando hice la primera comunión, con mi vestido de gasa que me hizo mi abuela…

De color rosa pálido. -Añadió la voz sonriendo.

-¡Eso!… ¡Rosa pálido!…Con un lazo detrás. -La vieja preguntó extrañada: Oye… ¿Y tú como lo sabes?

-Ay, si yo te contara las cosas que sé, no acabaríamos nunca. Así que vámonos, que van a cerrar la iglesia…

…fuera, en las escaleras del templo, los dos ladronzuelos se desesperan diciendo:

Oye, cuando irá a salir la vieja que lleva más de una hora ahí dentro?..

.El otro añadió: Pues de aquí no nos vamos, hasta que salga Yo he visto como metía la pensión en el bolso.

De pronto, apareció por la puerta, una hermosa niña de 10 años, con un vestido de gasa, color rosa pálido, que llevaba un lazo muy bonito cruzado en las caderas. Los dos pillos se quedaron sorprendidos. Cuchichearon entre ellos:

¿Tú no decías que la iglesia estaba vacía?… ¿Y esta niña, de dónde sale?

Ella, al pasar por su lado les sonrió, y mirándoles con dulzura les dijo amablemente:

No preocuparos. El bolso está dentro. -Y bajó las escaleras tarareando una bonita canción. Los dos se miraron extrañados. La vieron desaparecer tras de una esquina y sigilosamente, entraron en el templo.

Entre la penumbra que había, descubrieron que la anciana estaba reclinada en el banco, inmóvil, placenteramente dormida. Cogieron el bolso y de puntillas, abandonaron el recinto sagrado.

Buenos días y NOCHES BUENAS

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€