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VIDA UNIVERSAL

El plástico podría llegar a la cadena alimenticia

En los ultimos años se ha visto en diferentes paises campañas publicitarias en contra del uso abusivo de las bolsas de platicos, lo que suele concienciar en un primer momento profundamente a la sociedad consumista en la que vivimos, a pesar de que las bolsas no son el único problema producido por el plástico. Sin ir más lejos el pasado año saltaba la alarma, y algunos periodicos europeos se hacian eco de un nuevo problema que nos acecha de no ponerle remedio a tiempo: La basura en los oceanos. Una vez más se trata de nuestra relación con la naturaleza, mejor dicho de la falta de relación con la naturaleza. Resulta difícil creer que aun no hayamos sido capaces de reconocer que toda acción tiene una reacción, es decir que todo lo que hacemos a la madre Tierra vuelve a recaer sobre nosotros mismos de diversas maneras, enfermedades de origen animal, desertización, alimentos envenenados, aire contaminado, problemas de radiación solar, elevación de los mares, escasez de alimentos y agua potable etc…

Una prestigiosa revista alemana publicaba el titular "El carrusel de la basura" donde se podía leer que La Organización Protectora de los mares "Oceana" denunciaba las peligrosas consecuencias que pueden generarse del elevado volumen de basura que es arrojado a los mares cada día. Se calcula que cada hora se arrojan 675 toneladas de basura directamente al mar, la mitad de dicha cantidad está compuesta de plástico. Hace ya algunos años, entre California y Hawai se formó una especie de alfombra flotante de aproximadamente 3 millones de toneladas, y tan extensa como Europa Central.

El autor Alan Weisman en su libro de ficción "El mundo sin nosotros" premoniza lo que podría ocurrir en la Tierra si de un día para otro desaparecieran los seres humanos, también la herencia que dejaríamos después de nuestro lamentable paso por el planeta. El autor explica que con respecto a los productos sintéticos, entre ellos el plástico, apenas somos conscientes de que son productos de difícil descomposición con lo que su durabilidad es extrema. El plástico es capaz de perdurar cientos de miles de años hasta que se desarrollen bacterias capaces de descomponerlo. Además ese plástico finamente molido hace las veces de imán para todo tipo de tóxicos ambientales.

Este plástico molido es un verdadero peligro para la salud, por ejemplo se sabe que la arena de las playas no está compuesta hoy día únicamente de minerales y piedra triturada, sino que entre un 5-10% está ya constituida por partículas de plástico. El peligro se encuentra en que estas partículas se vuelven cada vez más pequeñas e invisibles hasta que casi se disuelven con el correspondiente peligro de que pasen a la cadena alimenticia y por lo tanto, en algún momento, de nuevo al circuito de nuestra alimentación. ¿Pero está nuestro cuerpo diseñado para asimilar plástico sin consecuencias? La respuesta es no.
¿Cuánto invertimos en nuestra salud? ¿Qué no daríamos para vivir sanos hasta el final de nuestra existencia terrenal? Pero ¿cómo queremos vivir sanos si ensuciamos nuestro entorno de una forma tan cruel? Y no somos tan sucios e inconscientes únicamente con los plásticos, productos químicos y partículas radioactivas de difícil descomposición, sino que todo esto es sólo el reflejo de la suciedad de nuestra alma, de nuestros pensamientos malolientes de nuestro mundo de sentimientos plastificado e impermeable al sufrimiento de la madre Tierra. Sólo nuestra aportación activa por una vida consciente, tanto externa como internamente, puede contribuir a un cambio positivo y cada contribución hoy en día es un autentico salvavidas.

Teresa Antequera Cerverón, Del programa: "El Foro de la ciencia" www.radio-santec.com

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