Carta del Editor MH, 2/11/2023
Enrique Bohórquez López-Dóriga
El Imperio era nuestra patria
El pasado sábado asistí, en Melilla, a un espectáculo jamás visto antes: casi 200 melillenses, el sábado, a las 20 horas, se reunieron para oír, ver, participar en …. la presentación de un libro. ¿Qué impulsó a tantos melillenses? La respuesta es tan sencilla como impresionante y corta: España.
De eso, de España, habló, extraordinariamente bien, Marcelo Gullo Omodeo, un profesor y escritor argentino, de origen italiano. Se centró en la leyenda negra, su origen, que aseguró que es de derechas. Todos son, somos españoles, dijo el autor de ‘Madre Patria’ (con prólogo de Alfonso Guerra), ‘Nada por lo que pedir perdón’ (prólogo de Carmen Iglesias) y ‘Lo que América le debe a España’, el libro presentado el sábado, con un explícito epílogo: “España no estuvo sola ni estará sola”. Una trilogía contra la leyenda negra y sus mentiras, un resumen del legado español en el Nuevo Mundo.
Es necesario que sepamos que el Imperio era nuestra patria, que esa patria estalló en múltiples fragmentos y que uno de esos fragmentos se llama España, otro Argentina, otro México, otro Venezuela…
A diferencia de otros hispanoamericanos, como la ‘Ñamérica’ del progre Martín Caparrós o, en otro ámbito, de la brillante ‘Elegías a la patria’ de Ayad Akhtar, Marcelo Gullo se moja y concreta una acción, que resume en el primer libro de su trilogía, proponiendo “una inmigración masiva de hispanoamericanos, que podría realizar el milagro de que España siga siendo España. Pero para que la providencia o la suerte nos ayude es necesario que seamos capaces de ayudarla. En este sentido, es imprescindible terminar con el mito de la leyenda negra para que los hispanoamericanos no lleguen a España cargados de resentimiento o de odio. Es necesario que sepamos que el Imperio era nuestra patria, que esa patria estalló en múltiples fragmentos y que uno de esos fragmentos se llama España, otro Argentina, otro México, otro Venezuela… Solo así los hispanoamericanos serán recibidos por todos los españoles como verdaderos compatriotas. De lo contrario, habrá guetos y no integración verdadera”.
Yo creo que ese mensaje, esa recuperación de nuestra patria común, de España -en estos tiempos convulsos y peligrosos para España- es lo que concitó a tanta gente en Melilla, oyendo reverencialmente a Marcelo Gullo… y comprando sus libros. Y una reverencia final: viva España y su legado. En eso, como se demostró el sábado, una vez más, estamos de acuerdo casi todos los melillenses.
Por cierto, una noticia positiva en Melilla, en línea con la propuesta de Marcello Gullo: parte de la población del CETI es de origen latinoamericano. Con su habitual incapacidad, la Delegada de Sánchez en Melilla, Sabrina Moh, no pudo decir, no sabía el número. Ojalá se quedaran en Melilla (los inmigrantes hispanoamericanos, no Sabrina).
La deriva comunista
A España la está escorando -Sánchez y compañía comunista- a la izquierda comunista. “La izquierda no era esta desagradable y agresiva… Si se puede llamar izquierda a esta cosa lamentable”, dice Carmen Maura que, como ya es mayor, proclama que puede decir lo que le parece. Angustia y avergüenza ver a toda la cúpula del PSOE, de pie, aplaudiendo a Sánchez tras anunciar su propósito de amnistiar lo del ‘procés’. Eso lo digo yo, no Carmen Maura quien, supongo, diría lo mismo.
Angustia y avergüenza ver a toda la cúpula del PSOE, de pie, aplaudiendo a Sánchez tras anunciar su propósito de amnistiar lo del ‘procés’
“Marx solo se equivocó totalmente al imaginar que el comunismo llegaba atraído por quienes reclaman derecho al trabajo, no por la franja social dispuesta a reclamar su derecho a la pereza”, es un pasaje, genial, de ‘La forja de la gloria’, una historia del gran Real Madrid, escrita, con su habitual inteligencia, por Antonio Escohotado. Los enemigos del comunismo son los empresarios y el trabajo; sus amigos, el amado y todopoderoso líder y la pereza, que el líder les promete en un futuro indefinido…tras trabajar como esclavos para mayor beneficio de la causa…del líder.
“Nada pertenecerá a nadie […] y todo ciudadano será un hombre público, sostenido y empleado a expensas públicas. Nada se venderá o intercambiará entre ciudadanos, Quien necesite judías, verduras o frutas irá a la plaza pública, donde esos artículos habrán sido traídos por el cultivador, y se llevará lo que necesite para un día exclusivamente. Todo ciudadano tendrá una ropa de trabajo y otra de fiesta, ambas adornadas modesta y apropiadamente, sin admitirse ornamento que permita a una persona destacar sobre otras. Toda manifestación de vanidad será suprimida por los jefes de familia”. Son, también, pasajes de Los enemigos del comercio – I, de Antonio Escohotado, citando párrafos del El Código, atribuido a Diderot, en el capítulo dedicado al Comunismo ilustrado. Estamos perdidos.
Leyendo periódicos deduzco que todavía estamos más perdidos de lo que parece. La omnipresencia de Xi Jinping (¡en El País!). No hay nada más urgente que lanzarse, con arrojo y astucia, a la reconquista de lo público (Antonio Muñoz Molina). Hace falta ser imbécil. “Las noticias falsas se neutralizan con las mentiras oficiales” (El Roto neutraliza la imbecilidad). Los medios de comunicación no son un peligro, son imprescindibles (Gabilondo el que habla de las “400.000 víctimas” de “la pederastia en la Iglesia española”.
Me alegra que el Pleno de la Asamblea haya aprobado que la muy valiosa María José Aguilar pueda compatibilizar su profesión de abogada -en Melilla hacen mucha falta buenos abogados/abogadas- con su cargo público como vicepresidenta primera de la Asamblea
Posdata
Me alegra, es un buen síntoma, que el Pleno de la Asamblea haya aprobado que la muy valiosa María José Aguilar pueda compatibilizar su profesión de abogada -en Melilla hacen mucha falta buenos abogados/abogadas- con su cargo público como vicepresidenta primera de la Asamblea. La “disponibilidad” pública de María José, aunque sea parcial, será, sin duda, mucho más eficaz que la de aquellos que la critican y precedieron.
El domingo murió, inesperadamente, en nuestra ciudad, un gran melillense, una gran persona, Justo López Pérez. Conociéndole -como fue mi caso- era imposible no quererle. Sabemos que todos nos vamos a morir, también sabemos que la muerte no es el final, pero cuesta mucho darse cuenta de que a personas tan buenas y tan animosas como Justo no las vamos a seguir disfrutando. Mi más profundamente sentido pésame a todos sus familiares y amigos.
