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“Educadores de nuestro Ejército de José Ibáñez Marín”

Corría el mes de marzo de 1908, con motivo de su ascenso a teniente coronel y al filo de cumplir cuarenta y seis años, Don José Ibánez Marín se hace cargo del mando del batallón de Cazadores Figueras n.º 6 desembarcando en Melilla el 23 de julio de 1909. Al caer la tarde y sólo diez horas después de desembarcar en Melilla, en el combate más crítico de toda la campaña rifeña, muere al frente de su batallón al pie del Gurugú.
Su cadáver, recuperado al amanecer del día siguiente por el capitán ayudante de su batallón, recibió sepultura en el cementerio melillense (parcela 44). Una semana más tarde fue ascendido a coronel a título póstumo.

Era esta la segunda vez que combatía en África. La primera fue con motivo de la insurrección de las cabilas rifeñas que le trajo a Melilla, en noviembre de 1893 como teniente. De Melilla a Cuba, campaña en la que se hizo con dos Cruces de María Cristina y cuatro Cruces Rojas pensionadas del Mérito Militar. A estas se le suman La Encomienda de Villaviciosa de Portugal, la Cruz de Carlos III, la de San Hermenegildo, la Estrella Negra Francesa y las Palmas de oficial de la Academia Francesa.

Había nacido en Enguera (Valencia) el 8 de marzo de 1862. A los dieciocho años ingresó en la Academia de Infantería, siendo promovido a alférez el 10 de julio de 1883. Su primer destino fue el Regimiento de Infantería Tetuán nº 47, de guarnición en Valencia.

Con una valía militar más que contrastada su potencial intelectual fue saliendo a la luz, si bien ya despuntaba como director de la Revista Técnica de Infantería y Caballería, cuyo primer número salió a la venta el 1 de enero de 1890, sus páginas acogieron firmas ilustres, como la de Castelar, que publicó varios artículos en 1893, y la de Cánovas, que lo hizo en 1894.

Durante los cursos académicos 1903-1904 y 1904-1905, Segismundo Moret, director de la Escuela de Estudios Superiores, le encomendó la dirección de la cátedra de Ciencia Militar, en pie de igualdad con eminencias como José Echegaray Eizaguirre Benito Pérez Galdós o Francisco Silvela.

En 1907, con ocasión de la publicación de la que ha sido considerada su obra maestra, El análisis de la campaña napoleónica de 1806, la Real Academia de la Historia reconoció públicamente su valía, motivo por lo que el ministro, Fernando Primo de Rivera, lo puso a sus inmediatas órdenes como ayudante de campo, y el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes le nombrara vocal de la Junta Central de Primera Enseñanza. Pero como ya hemos mencionado su espíritu militar le llevó a retomar su puesto en primera línea dejando claras cuáles eran sus prioridades encontrando la muerte en las faldas del monte Gurugú.

Buena parte de su obra puede ser consultada en la Biblioteca Militar de Melilla, Ciudad que además de ser depositaria de sus restos, le recuerda con una de sus calles.

A modo de ejemplo presentamos su obra póstuma publicada en 1909 de la Biblioteca Ateneo impresa en Madrid por la imprenta de Bernardo Rodríguez en 1909 Educadores de nuestro Ejército en el que retrata personajes sabiamente elegidos para representar el pensamiento, en muchas ocasiones avanzados a su época de militares tan relevantes como Gómez de Arteche Villamartín, Arroquia, San Román y, por último, el Mariscal Almirante.

En su prólogo, el General Federico de Madariaga además de hacernos llegar su biografía, define a Don José Ibáñez como “una personalidad de primera fila en el orden de la cultura nacional, brillantísimo bibliógrafo, historiador, escritor de nervio como pocos y un trabajador sin límites”.

Durante su lectura apreciaremos la habilidad de resaltar los ideales y reflexiones de los protagonistas a caballo de su biografía dejando en el lector una idea totalmente aglutinadora del personaje y su pensamiento. Una nutrida colección de reflexiones imperecederas de las que el lector podrá sacar, al igual que Ibáñez Marín, jugosas lecciones.

Entre su obra también mencionaremos los títulos que pueden encontrarse en la Biblioteca Militar de Melilla aunque la mayoría se encuentran digitalizados en la Biblioteca Digital Hispana.

Ruiz Mendoza, Héroe de la Independencia Nacional (1891); Recuerdos de Toledo (1893); La educación militar (1899); El peligro marítimo en España. Discurso pronunciado en el Centro del Ejército y la Armada en la noche del 23 de Octubre de 1903; La unidad de doctrina en el Ejército. Conferencia dada en el Centro del Ejército y de la Armada, el 25 de Octubre de 1904; La guerra moderna. Campaña de Prusia en 1806 publicado en 1906, y la ya mencionada Educadores de nuestro Ejército (1909).

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