Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Eduardo Resa: «Haber sido ordenado sacerdote por un santo papa me hace cada día repetir ‘¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?'»

El vicario episcopal de Melilla ha celebrado este sábado el XL aniversario de su ordenación sacerdotal con una eucaristía en la Iglesia del Sagrado Corazón a la que han asistido numerosos fieles, así como el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro

Aunque reconoce que es de “lágrima fácil”, el vicario episcopal de la Ciudad Autónoma de Melilla, Eduardo Resa, con una entereza envidiable, supo contener la emoción desde el primer momento que traspasó las puertas de la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús para celebrar la Eucaristía de acción de gracias con motivo del XL aniversario de su ordenación sacerdotal.

40 años de servicio en la noble labor del sacerdocio desde que aquel 8 de noviembre de 1982 su santidad el papa Juan Pablo II le “ordenara” sacerdote en Valencia.
“Por eso el sacerdocio es, de por sí, un regalo inmerecido y algo que supera a esta vasija de barro. Haber sido ordenado sacerdote por un santo papa me hace cada día repetir ‘¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?’”, ha confesado ante los fieles que la tarde/noche de este sábado han acompañado al vicario en tan señalada celebración, entre ellas se encontraba el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro.


El coro parroquial, compuesto por la melodiosa voz de sus integrantes y el armonioso ritmo de las guitarras, puso la nota celestial al evento interpretando temas tan conocidos como ‘Aleluya’.

Una fecha con “un gran significado”
Para Resa, escoger el 26 de noviembre como fecha para la celebración de dicha eucaristía era algo de obligado cumplimiento, puesto que está cargada con “un gran significado”: El aniversario de bodas de sus padres, el cumpleaños de su abuela materna y de una sobrina nieta suya.


“Estrenar este nuevo adviento con profundo sentimiento de gratitud, de perdón e indulgencia, es en realidad poco más que la esperanza del Señor que viene a salvarnos”, afirmó, ofreciendo a continuación un amplio rosario de agradecimientos hacia todas aquellas personas que han marcado su vida, incluidos los melillenses. Sin olvidar tampoco a Cristo Jesús, al Espíritu Santo y a ‘Dios Padre Todopoderoso que, en su providencia amorosa, me llamó desde el seno de mi madre a la fe y al sacerdocio”.


“Solo desde la alabanza, desde el magníficat, se acaba aceptando el misterio y la gracia que comporta y supone ser sacerdote, y tomar conciencia efectiva y viva de su grandeza. Esa gracia que Dios, desde hace 40 años, confió a esta pobre vasija de barro llena de mil grietas y de muchísimas más trampas”, concluyó el vicario, confesando a los allí presentes que, sinceramente, “merece la pena ser sacerdote”.

Loading

Miguel Rivas

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€