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La columna de Salido

Deportes para variar. Baloncesto

melillahoy.cibeles.net fotos 1486 Antonio Salido

Me hubiese gustado acompañar este escrito con una foto bien con el equipo decano del baloncesto melillense o acompañando a aquel pequeño grupo de aficionados con la bandera de Melilla que teníamos justo enfrente. Ellos en anillo a pie de pista y mi amigo y paisano Antonio Aguilar y yo en la grada intermedia del Pabellón Ciutat de Castelló.

Un pabellón, que hará unos 23 años aproximadamente tuve el honor de inaugurar yo mismo pitando un partido de fútbol sala colegial, luego se jugaron otros de baloncesto y balonmano programados por el Patronato de Deportes del Ayuntamiento de Castellón. Con posterioridad, fueron muchos los partidos oficiales de fútbol sala que pité allí.

No hubo foto, en primer lugar, porque llegamos cuando calentaban sus últimos minutos los jugadores de la escuadra melillense, nos costó mucho encontrar aparcamiento y lo tuvimos que hacer al final algo lejos. Enseguida vimos a aquel grupito, de aficionados que desconozco si acudieron desde Melilla o eran como nosotros residentes por aquí. Ví la foto que se hicieron publicada el sábado con la crónica en Melilla Hoy y sentí sana envidia. Luego al final, con el disgusto de la derrota, ni nosotros teníamos ganas y supongo que mucho menos aquel equipo derrotado. Además, menudo dolor de “tarro, coco” se nos metió, desde que logró empatar el equipo local Amics, hasta el final, aquel pabellón fue tomado por la numerosa afición castellonense de la forma más ruidosa posible. A la entrada, unas chicas vendían una especie de bubucelas pequeñas al estilo del Mundial de Sudáfrica y los constantes pitos y silbidos cuando atacaba el Melilla convirtieron el Ciutat en un “corral o gallinero” insoportable, mucho más para los que a partir de ahí perdíamos. La afición llevó a su equipo en volandas y cada robo de balón, rebote favorable (muchos en los últimos 15 minutos de partido) y canasta se convertía en un estruendo ensordecedor.

Comentábamos Antonio y yo al finalizar primer cuarto 20-24 y el segundo 35-41 que se le veía superior a los melillenses bien dirigidos por Alejandro Alcoba, al que me hubiese gustado saludar y preguntar, si su padre es el Antonio Alcoba que yo conocí jugando al fútbol en los años 60 en Melilla. Incluso, a la mitad del tercer cuarto y con 13 puntos de diferencia decíamos que la cosa estaba ya “chupada” y que aún se haría mayor la diferencia. Hasta esos momentos, quitando los primeros 5 minutos de partido que ganaba Castelló, esos casi 2.000 espectadores estaban mudos y reconocían la superioridad melillense, donde destacaban sobre todo Edwards, Sonseca, Suka, a ratos Franch y Manzano y el nº 11 bastante bien también, no había forma de leer su apellido (más largo que un festivo sin un chavo). Yo me iba anotando los nombres de las camisetas en la misma entrada al recinto, le pregunto a Antonio que lleva gafas de lejos y cerca si lo “guipaba” y nada, él tampoco (al día siguiente al leer M.H. y Mediterráneo de Castellón me enteré de su apellido vasco-alavés-vitoriano Zegotitabengoa “tela marinera” con lo fácil y corto que es su nombre, Asier). Allí en aquellos momentos de enloquecimiento y delirio de la afición local no entendíamos el motivo de ese bajón de juego azulino, los dos bases contrarios se hincharon de robar balones mientras los nuestros se pensaban si pasar, asistir o lanzar de dos o de tres, hasta los rebotes los cogían casi todos los dos “morenos” (no eran tan negros como Edwards por ejemplo) del Amics, algunos “pasos” (ahí es cuando más se enfadaba Alejandro, alguno puede que no fuese) pitados también. Hasta en eso flojeó el norteamericano del Melilla en el segundo periodo, así como Sonseca y el resto. Suka ya no metía ningún triple, siempre al aro y contragolpe castellonense. Pues eso, no siendo gran entendido en baloncesto no comprendí hasta que leí al día siguiente tanto a Alcoba como a Toni Ten que al Melilla se le atragantó la zona local ¡Y tanto!, ya no levantaron cabeza. Tercer cuarto 61-60 y 80-73 al final para los locales, aunque hubo un pequeño periodo de tiempo que parecían resurgir de sus casi cenizas los melillenses, acabó en siete la diferencia local y la apoteosis final con un gran mate.

Antonio no pudo soportar el ruido, él tiene bien sus oídos y los tímpanos. Yo le decía ¡Vaya tela Antonio! <>, me dice, <>, no volvió a entrar, allí me esperó.

Desde luego fue una lástima porque se les veía superiores a los jugadores melillenses tanto en conjunto, como individualmente, aunque el base titular de ellos nos encantó, que le echen el ojo los técnicos del C. Melilla B. creo que se llama Faner o Cabot. Nada más ánimo que una pájara o dos la tiene cualquiera. Por lo menos les ganó un equipo de la tierra donde vivo ya 37 años y mis dos hijos varones son castellonenses. Pero a mí me tira y me tirará mientras viva la tierra que me vio nacer ¡Mi Melilla del alma!
Y el sábado más, quiero ir a ver al equipo de Voleibol del Melilla contra el Mediterráneo de Castellón, espero que el horario no me lo impida, ya me enteraré de la hora y creo que pronto volverán a rendir visita por jugar contra el otro equipo de Castellón. Suerte en ambos partidos y espero poder saludaros.

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