Mi primo Juan, el de mi tía Virginia, melillense como yo; cuando lee alguna de estas cartas me dice: “Primo: Como la oveja el vellón en las zarzas del camino, se me van quedando estas “cartas”, en mi alma, como cuando cantábamos en la Iglesia, en el coro, y muy piano”.
Es muy halagador que uno de tu familia te diga que le gustan tus escritos, y más éste, que si fuera al contrario, al momento me está llamando para ponerme las peras a cuarto; y además que no se corta un pelo; lo que realmente suele hacer muy bien, desde que nos conocemos, o sea: de toda la vida. El que les escribe hoy es un Capitán de Infantería, y dice así:
“Queridos melillenses: Soy Ángel Melgar y Mata, Capitán de Infantería de la 3ª Cía. del Bon. Cazadores de Arapiles nº 9. Les estoy escribiendo desde el Panteón de Héroes, fila 1 nº 8. Tengo 33 años, y nací en El Romeral, provincia de Toledo, entre Tembleque y Lillo, el 27.01.1876. Con 17 años ingresé en la Academia de Infantería. Estuve destinado en el Bon. Manila nº 20, y en 1895 fui de expedicionario a Cuba. Cuando regresé a la Península, en 1902, daba clase, como profesor de geometría en el Colegio María Cristina. Un año después me destinaron al Bon. Ciudad Rodrigo nº 7, en Alcalá de Henares; nombrándome Ayudante Honorario de S. M. el Rey. El 27.07.1909, los moros me mataron en el fatídico Barranco del Lobo. Tengo que decir, que a los dos meses de traerme a este Cementerio de La Purísima, encontré, recién llegados, a un soldado, y un sargento de Infantería del Bon. Cazadores de Tarifa nº 5. El soldado se llama Manuel Medina Nieto, nacido en Bailén, provincia de Jaén. Tiene 24 años; y el sargento, es un cubano, que se llama Antonio Martínez Laffite. Los dos están en el Osario del Panteón de Margallo, desde que los mataron los moros el 20.09.1909, en Axdir. El cubano me dice que hace un tiempo tuvo la visita de un familiar, de la provincia de Toledo, y contaba que en mi pueblo, a la calle donde mi madre me trajo a la vida, la han rotulado con mi nombre: “Calle del Capitán Melgar”. Yo apenas me lo creí, pero pensando un poco, llegué a la conclusión de que, como me concedieron la Cruz Laureada de San Fernando, y más a un hijo de un pequeño pueblo, como es el mío, me honraron con ese detalle. Desde estas líneas que me publica este periódico, doy infinitas gracias a la corporación municipal de El Romeral, por hacerme este gran honor, por el simple hecho de haber servido a mi Patria. Y a ustedes, mis queridos melillenses, y a todo el que me lea, tanto el cubano Antonio Martínez, como el soldado Manuel Medina, les damos un abrazo muy fuerte, esperando vuestras visitas”.
Como siempre digo: A estos héroes, hay que ofrecerles la gracia dulce, que trae la caridad, y la infinita misericordia; porque fueron los que dieron sus vidas por nuestra ciudad; para que usted, querido lector, pueda pasear por sus calles, tan españolas, como la del Capitán Melgar en El Romeral. Con un hondo sentimiento, tengo que decir que, algunos los observamos con sus ojos llenos de lágrimas, que en cada visita que les hacemos, nos las ofrecen, para que las depositemos, como recuerdo vivo, en nuestros corazones. Aunque también creo que, en estos tiempos tan superficiales y materialistas, pienso que España, nuestra Patria, es un corcel de sangre ardiente, rebelde, noble, altiva y osada, pero generoso y noble.
