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El rincón de Aranda

Carta desde La Purísima LVI

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Yo sé que en nuestra ciudad, para algunos que residen en ella, este epistolario, les parece algo lejano en el tiempo, y para otros, por su extrañeza, como que no va con ellos; pero se equivocan, porque Melilla tiene las heridas, como costurones abiertos y resecos, que con el tiempo se han convertido en jirones de las almas de nuestros soldados, que descansan en La Purísima

La “Carta” de hoy la escribe un cabo de Infantería, y dice así: “Queridos melillenses: Me llamo Alejandro Tortajada López; y nací en Salvacañete, un pueblo de la provincia de Cuenca, hace ahora 22 años. Soy Cabo de Infantería, del Bon. de Cazadores Alba de Tormes nº 8. El 20.07.1909, en el combate de la 2ª Caseta, los moros acabaron con mi vida, y desde entonces estoy en este Osario del Panteón de Margallo, que es de donde les estoy escribiendo. Debo decir que tengo a mi lado a un señor, de más de cincuenta años, al que un cura lo visita muy a menudo, paseando los dos por estas pequeñas alamedas, hablando muy en silencio. Este señor, se llama Francisco Sánchez Barbero, y dicen que ingresó, por motivos políticos, con diez años de reclusión, en el Presidio de Melilla, el 18.12.1815, como Agustín Argüelles, Martínez de la Rosa, y José María de Calatrava; siendo éste último el que lo asistió hasta su muerte, el 24.10.1819, en el Convento de Capuchinos, lo que llamaban entonces el “Conventico”; aunque él dice que fue a finales de febrero de ese mismo año. Este hombre tiene el aspecto de ser un gran señor, intelectual liberal; uno de los que se opusieron al absolutismo de Fernando VII. Cuando pasea solo, suele pararse junto a alguno de nosotros, y nos recita versos como: “Para escarmiento de poetas patrios / tan viles como tú, yo te mandara, / Publio Nasón, con triplicados hierros, / atado el pie, desnuda la rodilla,/ morar en el presidio de Melilla”. El cura, con quien a veces pasea, se llama D. Juan Campos Infante, y fue el que le dio la extremaunción, poco antes de morir. Lo hizo, además por ser sacerdote, también porque los dos fueron compañeros, cuando estudiaban en el Seminario de Salamanca, en 1779. Según éste cura, que nos saluda muy afablemente, cada vez que visita a su amigo, nos dice que el señor Sánchez Barbero, odiaba tanto al presidio, que para él era: “Aquesta mansión de criminales, o la negra, siempre abominable mansión de las cadenas”; y a las pulgas, que eran los sabios de Melilla.

Siento muchísimo tener que dejarles. Solo espero que este señor, encuentre la paz que respiramos en este camposanto. También les ruego a ustedes que recen por él y también por nosotros. Reciban un abrazo con todo nuestro cariño”.

Lo que dice este Cabo de Infantería, sobre Sánchez Barbero, sabrán que en el Barrio del “Tesorillo Chico”, existe una calle con su nombre. Y yo, nuevamente, y no me cansaré de repetirlo, debo dar infinitas gracias a José Luís Blasco, porque gracias a él, estas “Cartas” pueden leerlas muchas personas, todas de buena fe; y enterarse de los nombres, fechas, lugares de nacimientos, cómo y dónde murieron, y lo más importante: dónde están enterrados esos Héroes, que durante tantos años; quizás por desidia de muchos responsables, sus nombres fueron ignorados. Y sobre Sánchez Barbero, creo que por ser liberal, y además, intelectual, y por ir contra el “Felón”-“Narizotas”, Fernando VII, esa calle lleva su insigne, y preclaro nombre. Él mismo, como gran latinista, al llegar preso al Fuerte de Victoria Grande, escribió su propio epitafio, como dístico elegíaco: “Hic ego sum clausus. Pro te tibi natus oportet oh patria! ut peream? Victima coesa cadam”. “Aquí estoy en la cárcel. Para usted, usted debe nacer, oh mi país!. Que perezca?, víctima caida”.

Pues ahí lo tienen, también porque fue un Héroe, y dio su vida por la libertad.

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