Estimado paciente: En este momento seguro te habrás enterado que el 7 de marzo presenté mi renuncia como Endocrinólogo del Hospital Comarcal de Melilla, por lo que estaré trabajando hasta el próximo 28 de marzo. Te lo cuento porque te mereces las explicaciones, las mismas que el INGESA no ha querido pedir, porque en el fondo conocen mis motivos de sobra. Después de casi tres años como Endocrinólogo del Hospital Comarcal, he decidido renunciar por dignidad y porque mi lucha profesional y personal por poder ofrecerte la atención sanitaria que mereces y poner todos los medios médicos a tu alcance me han convertido, según la Gerencia Sanitaria y la Dirección Médica Especializada, en "una persona problemática", en un "paternalista", en un "prepotente", y sobre todo en alguien "que no ha comprendido la filosofía de trabajo de Melilla".
Querido paciente, tú que me conoces bien, sabes que lo único a lo que me he dedicado es a trabajar, he intentado ayudarte en todo lo que he podido y he escuchado las enormes dificultades que tienes para que te den una cita médica cuando la necesitas y no cuando haya y ni hablar de los problemas con las agujas y las tiras reactivas de glucemia capilar para que puedas controlar tu diabetes lo mejor posible.
Por estas cuestiones, y porque ibas a pedirme ayuda, mande muchas cartas, realicé muchas llamadas y acudí en varias ocasiones a los despachos de mis superiores, recibiendo únicamente indiferencia y calificativos que llegaban al límite de lo irrespetuoso. Incluso hace 9 meses se me dijo que la puerta estaba abierta y que me podía ir cuando quisiera porque no sería ni el primero ni el último médico que se iba de Melilla. Estos últimos meses he tenido incluso que defender mi honorabilidad por una denuncia falsa de acoso laboral sólo y sin apoyo o ayuda de mis superiores, sino todo lo contrario. Afortunadamente antes se coge a un mentiroso que a un cojo, y defendí con pruebas mi inocencia (las cartas que envié y que nadie me respondió).
Por tanto entenderás que me encuentro agotado física y psicológicamente para seguir luchando frente a una gestión sanitaria que prima los intereses personales y del partido, antes que los intereses del motivo de nuestro día a día que eres tú. Quiero agradecerte la confianza que has tenido al permitirme ser tu médico. Para mí ha sido una de las cosas más importantes que he tenido la fortuna de hacer. Te deseo lo mejor del mundo y quiero que recuerdes siempre que tu endocrinólogo no se va ni por dinero, ni por otro trabajo, ni porque no le guste esta ciudad. Este médico, que quiere tanto a Melilla, se va porque no hay voluntad política para ofrecerte una atención de humana y de calidad, y porque cree que eres más que un nombre en una lista. Siempre tendrás mi cariño y afecto. Y volveré, pero cuando vengan mejores tiempos y haya personas realmente comprometidas con mejorar tu salud. Recibe un abrazo muy afectuoso. ¡Hasta Luego!.
