Agustín García ha reconocido que el mejor premio que le ha dado la vida son su mujer y sus hijos.
El próximo 1 de noviembre cumplirá 81 años uno de los personajes más conocidos y queridos de la ciudad. Un melillense empático, leal, bondadoso, sincero, humilde, sencillo, agradecido, con buen humor y siempre con una palabra amable para el prójimo. Cualidades que le han venido destacando a lo largo de los años y que le han convertido en una buena persona.
De madre granadina y padre almeriense, Agustín García González, no tiene un ápice del carácter complicado que dicen tener los almerienses, ni el fanatismo del que apuntan tienen los granadinos.
La popularidad de Agustín además de estar vinculada de forma muy estrecha con el deporte melillense, ha estado relacionado con la vida sociocultural de nuestra ciudad. Trabajó en Postal Express, Foto Imperio y después en Cine Foto Rel, por donde pasaron miles de melillenses y donde el gusanillo de la fotografía hizo mella en su persona.
De hecho, un día, decidió que la cámara que le habían regalado tenía que tener utilidad y ni corto, ni perezoso comenzó a plasmar retazos de la vida social, cultural y religiosa de su querida tierra; para años más tarde con una minicámara digital convertirse en estrecho colaborador de la prensa local (Infomelilla, Sur, El Faro de Melilla, etc.) amén de ser también presidente de la Asociación de Jubilados La Amistad.
Todo ello le permitió estrechar lazos con muchas y muchos melillenses junto a su etapa en el deporte y su trabajo en el Pabellón Municipal Lázaro Fernández, donde junto a Alfonso formó una pareja imprescindible en el mantenimiento de la instalación deportiva durante más de dos décadas, aportando un valioso granito de arena a clubes que nos representaron en categoría nacional como el Melilla Baloncesto Caja Rural, Melilla Juan Lucas, Sunder Melilla, Balonmano Renault, Drácena Melilla o CB Melilla silla de ruedas, entre otros.
Aquella popularidad, fue deparando múltiples premios destacando el de Personaje Popular del Deporte 2013 o el que le entregaron un nutrido grupo de mujeres melillenses a las que dio luz y color en sus imágenes; aunque como él reconoce y ha reconocido, el mejor premio que ha recibido en su vida ha sido su mujer, Gumersinda “Tita Sinda” como la conocen todos los que pasaron por el Lázaro Fernández y, por supuesto, sus hijos: Nuria, Begoña, María Lina y Javi.
García desde su más tierna infancia ha estado ligado al deporte; aunque como practicante, solamente jugó en un equipo de su barrio, el Furia de Calvo Sotelo. Formó parte del CD Real de Ramón Delgado, propietario de la mítica Bodega Ramón de los añorados vermouts, de los exclusivos michirones o de aquel riquísimo solomillo con ali-olí; club que entrenaba en el garaje de la calle Orense.
También fue miembro de varias directivas del Melilla en los tiempos de los presidentes Fernando Dávila y Ayu Lalchandani y además fue fundador de la Asociación de Vecinos Convivencia y fue el alma mater de aquel Gimnástico Melilla CF (heredero del CD Real) que, lograba en la temporada 77/78, el primer ascenso a la liga nacional juvenil, equipo que en un principio fue entrenado por Vicente Ramírez y que meses más tarde se hizo cargo el exazulino José Luis Jiménez, que integraban los Cuadrado, Cañete, Fortes (qepd), Liz, Mariano Guerrero, Andújar, Callejón, Iguiño, Serrano, Chozas, Keke, Luismi, Pepito García Jurado y Rosilla, que subieron tras imponerse en casa al campeón ceutí CD Carmelitas 3-0, con dos goles de Iguiño y uno de Luismi; mientras que en el choque de vuelta se perdía 4-2, firmando los goles de los gimnastas Keke e Iguiño.
Desconocía exactamente de quien partió la idea de homenajear hoy a Agustín García, si bien me han apuntado que partió de sus vecinos y amigos José María Aznar y Joaquín Huertas, y lo cierto es que, la inmensa mayoría de aquellos jugadores anteriormente citados, se darán cita al mediodía de hoy para en un almuerzo reconocer el trabajo, la entrega y dedicación del octogenario a la vida social y deportiva de Melilla.