La Giralda cierra definitivamente sus puertas después de 94 años al servicio de los melillenses, y desde estas líneas quisiéramos ofrecer un pequeño homenaje a su fundador, nuestro abuelo Vicente Bueno Romero, hombre emprendedor, buena persona y muy querido por las personas que lo conocieron. A nuestra abuela Francisca, y a nuestro padre, Vicente Bueno Hernández, ¿qué vamos a decir sus hijos de él?, no acabaríamos nunca de hablar de un hombre maravilloso, buen padre y amigos de sus amigos como nadie, que siguieron su legado después de fallecer, allá por los años 50.
En 1921 abrió las puertas de este comercio y desde entonces ha visto como han pasado generaciones de familias por sus puertas. Desde sus comienzos donde se vendían las primeras novedades que salían al mercado hasta nuestros días siempre se ha pretendido ofrecer lo mejor a nuestra clientela y por ello queremos dar millones de gracias a todos y pedir disculpas a quienes hayamos podido fallar.
La Giralda ha sido un comercio emblemático en Melilla, era el sitio de reunión cuando acababa la jornada de trabajo con la familia que venía de la Península, con los amigos que han venido a ayudar a vender peluches, juguetes, etc. en épocas navideñas, (si alguno de ellos leen estas líneas, se acordarán). Por allí han pasado las mejores modistas de Melilla para hacer sus compras de mercería y también artistas, como algunas de los años 50, y más actuales, para comprar medias, corsetería, etc., etc.
Después de fallecer nuestro padre se quedó al frente nuestra madre Antonia Arias junto a nuestra tía, su hermana Isabel, que ha estado hasta el final detrás del mostrador y luchando por seguir vendiendo. ¡Cuánto os debemos a las dos! Que sin saber nada de negocios os pusisteis al frente sacándonos adelante y dándonos estudios a todos. Hemos tomado otros derroteros pero sabemos de vuestra lucha y vuestro sufrimiento cuando las ventas no iban bien, porque todo el que tiene un negocio sabe lo difícil que es sacarlo adelante y ¡más en estos tiempos!
La Giralda ha llegado a tener doce dependientes trabajando a la vez, allá por los años 50, y otros muchos a lo largo de su vida, a todos ellos también nuestro agradecimiento, porque hicieron de este comercio grande. A Ana, ella sabe que me refiero a ella, por estar con nuestra tía haciéndole compañía y a nuestra prima Maricarmen, ¿qué hubiéramos hecho sin ti, este último mes? Gracias por tu ánimo y por tu trabajo, ¡qué maravillosa eres!, no cambies nunca.
A los nuevos inquilinos le deseamos lo mejor pero costará mucho trabajo borrar de la retina de muchos melillenses la imagen de La Giralda en esa esquina. Ella seguirá en nuestros corazones porque la vida de los Bueno Hernández y Bueno Arias, así como la de nuestros hijos, está ligada a ella de por vida. ¡No te olvidaremos!, nos has dado muchas vivencias y enseñanzas compartidas con nuestros clientes día a día.
