Se nos ha ido Don José, Pepe para casi todos los que lo conocieron. En realidad, nunca quiso marcharse, se lo han llevado casi engañado, a traición y sin esperarlo, no podría haber sido de otra forma. Condenada enfermedad.
Otras veces lo intentó, pero su extraordinaria fortaleza de ánimos y sus ganas de seguir junto a todos los que lo queremos le ayudó a sobreponerse y a plantarle cara, evitando sacar un billete solo de ida para el viaje que le proponían. Ahora, alguna COA de las suyas, a modo de homenaje, lo habrá subido despacito para que se recree en su última travesía.
Nuestro "jari Pepe", el hombre de los mil idiomas que tanto divertía a sus nietos y sobrinos, el de las cientos de adivinanzas y trabalenguas que los dejaban minutos y minutos pensando la respuesta, el que con sus peculiares análisis futbolísticos tanto nos sorprendía a todos. El de "ver, oír y callar" que tanto repetía a su Espe, su mujer, su amiga, su compañera inseparable, tanto monta monta tanto, como se diría en tiempos de los Reyes Católicos. Un gran hombre, un buen marido, un padre maravilloso, un abuelo entrañable, una magnífica persona en definitiva. Un referente para los suyos, entre los que me incluyo. El ejemplo a seguir para nuestros peques y no tan peques.
Decirlo ahora puede parecer que es lo que toca, pero no es así.
Cualquiera que tuvo la suerte de compartir con él vínculos familiares, de amistad, laborales o de cualquier otra índole, sabe, entiende y comparte cada una de mis palabras de reconocimiento y admiración por quien, hasta ayer, fue el alma de nuestra familia.
Me siento afortunado de haber compartido con él tantos buenos momentos. En ese sentido fui un privilegiado. Primero me vio nacer y crecer casi en la puerta de su casa, siendo tan solo vecinos, y por esas cosas curiosas que te depara la vida, acabé finalmente perteneciendo de pleno a su maravillosa familia, casado con su sobrina Marisa, su nena como él la llamaba, por la que sentía verdadera devoción.
Tu familia Don José,…cómo te llora,.. Cómo te extraña.
No tocaba irse, los peques aún no se aprendieron del todo tus villancicos de antaño, y todavía alguno guardaba esperanzas de ser el primero en aprender a tocar tu acordeón para, como tú les prometiste, quedarse con él como premio por ello. Esperanzas dije Don José, ya ves…, el nombre de tu queridísima esposa aparece una vez más para despedirse de ti de forma velada. Descansa Don José, …descansa, aunque no me cabe la menor duda de que, allá arriba, ya estarás organizando tripletas de petanca o jugando partidas de dominó haciendo pareja con tu inolvidable amigo Esquembri, que te habrá recibido con los brazos abiertos. Mis palabras, son el sentir de cada uno de los tuyos, yo solo intento darles forma para que se te recuerde como mereces, aunque hacerlo me cueste tanto y sea lo último que me hubiese gustado plasmar en un papel.
Tu esposa Espe, tu hija Carmela, tu hijo Willy, tus nietos Javi, Andrea y ese torerillo valiente de Mario, incluso quien no va a tener la suerte de conocerte pero qué sabrá el gran abuelo que tenía por lo que le contaremos todos nosotros, tu nuera Mónica, tu yerno Andrés, tu hermano, cuñadas o hermanas como tú prefieras llamarlas porque se portaban como tales, cuñado, sobrinos y sobrinas que tanto te idolatran, familiares, amigos, conocidos, en resumen todos los que te queremos, cuánto te vamos a echar de menos. Ya nadie de entre nosotros querrá repetir tus famosas coletillas hispano italianas como "Tuttiilmundicontenti" o "Avantinicontentini". Permite que sea yo quien me despida de ti en nombre de todos. Hasta siempre Pepe y estate atento allá arriba, si te llega ruido de gol que sepas que será de Enri, estoy seguro que aunque no lo diga, por lo cortado que es para esas cosas, estará deseando marcar uno para dedicártelo.
Nunca te olvidaremos. Descansa Don José,…descansa.
