Un amplio sector de melillenses se pronunciaba para reclamar la paz y una política distinta respecto del conflicto del Golfo Pérsico. Por la mañana, unos 500 estudiantes recorrían las calles de Melilla para rechazar la guerra. Por la tarde, las asociaciones culturales y sociales locales y los partidos Hispano Bereber, Democracia Socialista y Vértice Socialista, firmaban un manifiesto por la paz en el que denunciaban el incumplimiento de las resoluciones de la ONU sobre las zonas en conflicto, y denunciaban la actitud del gobierno español "implicando a las tropas españolas con una decisión injusta e inconstitucional". Esa noche se cumplía el ultimátum de las fuerzas internacionales a Saddam Hussein y en cualquier momento podía comenzar el ataque a Irak.