Binter Mediterráneo, la compañía pública que cubría las conexiones aéreas de la ciudad, anunciaba que en breve podría iniciar vuelos diarios entre Melilla y Madrid. La inauguración del nuevo enlace se llevaría a cabo a partir de febrero de ese mismo año. La compañía entraba así en competencia con la melillense Melilla Jet, que ya ofrecía ese destino.
La Ciudad Autónoma aprobaba la construcción de 76 viviendas de protección oficial en los terrenos cedidos por Defensa en el Parque Eventual de Ingenieros. Entre tanto, el Gobierno local esperaba que las negociaciones entre Itusa y su personal siguieran adelante y no se llegase a la huelga. Otro posible conflicto laboral estaba en el futuro acuerdo marco municipal, que se negociaba en esos días.