Quique Garrido dirigió con acierto a sus compañeros el pasado viernes frente al Força Lleida, siendo sin duda el más destacado del decano con 12 puntos anotados, tres rebotes capturados y seis asistencias. Todo ello le sirvió al catalán para contabilizar 14 tantos de valoración. Un Melilla Baloncesto consciente de la importancia que podría tener el triunfo de cara a sus aspiraciones de play off saltó a la cancha frente al equipo revelación, un duelo en el que Quique Garrido tuvo que multiplicarse para cubrir la baja de su pareja de baile Eric Sánchez. Una labor que encontró un nuevo condicionante con el magnífico inicio de partido de un rival liderado desde el perímetro por un Greg Kahlig que otorgó las primeras diferencias en el marcador a su equipo.
Con la colaboración de Fran Guerra en posiciones cercanas al aro, los ilerdenses llegaron a doblar a su rival en el marcador (8-16) instantes antes de la conclusión del primer periodo. Pero los de Alejandro Alcoba fueron capaces de ahuyentar los fantasmas a través de su trabajo defensivo, lo que permitió a los de casa sellar un parcial de 27-14 con el que dar la vuelta al encuentro al descanso (39-35).
Con el choque de cara, el Melilla Baloncesto protagonizó sus mejores minutos del partido tras el paso por los vestuarios, llegando a colocarse seis puntos arriba, unas diferencias que se incrementaron tras las dos faltas antideportivas señaladas sobre Fran Guerra en menos de cinco minutos, complicando el triunfo a los visitantes. Pese a ello, el coraje de los jugadores entrenados por Joaquín Prado les posibilitó igualar nuevamente el choque durante su tramo final, en el que el acierto de Carles Bravo desde el 4,60 permitió a los melillenses cerrar el encuentro dando un paso al frente hacia el play off (76-73).
