El presidente Aznar iba a viajar Marruecos a entrevistarse con el, por entonces, nuevo monarca Mohamed VI sin que hubiera una agenda de temas preestablecida, aunque era previsible que se analizaran, entre otras cuestiones, las relaciones bilaterales entre España y Marruecos, así como con la Unión Europea y en especial el diálogo euromediterráneo. El encuentro se celebraba días después de que el Gobierno español rechazara tajantemente la propuesta del primer ministro Abderramán Yusufi, de negociar un nuevo estatuto para Ceuta y Melilla de “modo que se pudiera poner fin al espectáculo político que se vivía en ambas plazas”. La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui temía que el referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental sirviera de moneda de cambio en las negociaciones que previsiblemente iba a realizar el presidente Aznar.