Numerosas muestras de cerámica, de mejor calidad que las descubiertas en las excavaciones precedentes, y los retos de lo que pudiera ser un edificio bajo tierra de la Edad Media, eran los hallazgos arqueológicos que se habían encontrado en la Plaza de Armas de Melilla la Vieja. Los restos arqueológicos aparecidos podrían aportar nuevos datos la historia de Melilla, según acababa de indicar el, por entonces, consejero de Cultura, José María Benítez Melul, quien había mostrado parta de los restos, acompañado por Simón Benguigui y Rocío Gutiérrez, director y asesora técnica, respectivamente, del Museo de la Ciudad, así como Fernando López, arqueólogo de la Universidad Complutense de Madrid, que se había integrado en el equipo arqueológico melillense.