A las 24 horas de aquel 9 de junio de 1994 se cerraba el plazo impuesto por los trabajadores de ITUSA para que la empresa aviniese a negociar un "convenio digno". En caso de que la patronal se negara a aceptar las condiciones mínimas de los operarios, estos iniciarían una huelga indefinida. El director de Recursos Humanos del grupo de la concesionaria de la limpieza pública en nuestra ciudad en aquellas fechas se desplazó a Melilla, pero no mantuvo ningún tipo de contacto con los representantes de los trabajadores.
Por otro lado, los entonces guardaparques integrarían el grueso del Cuerpo de Vigilantes Nocturnos (cuyos antecedentes habría que encontrar en los antiguos serenos) y estarían considerados como auxiliares de la Policía Local.